Algunas diferencias entre líder y jefe

Algunas diferencias entre líder y jefe

Algunas diferencias entre líder y jefe

Los dirigentes de las agrupaciones humanas casi nunca se sientan a discernir, entre ellos, sobre este asunto.

Y por eso no reparan suficientemente en la formación de cada uno ni en los aspectos personales en que cada quien pudiera ser aceptable o incluso bueno o muy bueno en cuanto a la conducción del “grupo” o entidad que les concierne.

Ese no es un tema tan difícil como de ordinario podría pensarse, pero es, eso sí, una materia un tanto delicada, pues es una verdad de Perogrullo el que de las condiciones individuales, tales como destrezas, carismas y capacidades de relacionamiento del dirigente suele depender el grado de cohesión y el mayor o menor acoplamiento alcanzable por el grupo y, por tanto, el rendimiento del mismo, visto como un todo, y de sus miembros en particular.

Téngase presente que algunas personas pueden ser jefes pero no líderes. Que otras pueden ser líderes pero no jefes. Otras pueden ser líderes y jefes al mismo tiempo. Y otras no pueden ser ni una cosa ni la otra.

Todo depende de la conjugación de los atributos y de las habilidades personales de cada quien.

El líder, por ejemplo, es un ser adherido fuertemente a una causa que le convence y de la cual se siente “dueño”, es un sujeto dotado por Dios de los carismas adecuados para fascinar, persuadir, motivar y enrumbar a los demás hacia la consecución del propósito, es una suerte de “místico” movido por una gran fe y por una irrenunciable devoción, es un sujeto cuyo accionar inspira a los demás, un soñador incansable, un visionario, un propugnador a ultranza por el ideal, alguien que busca a como dé lugar la realización de la “cuasi-utopía” que da razón y vida a sus quehaceres aunque estos fuesen trabajosos.

Una persona así, que sepa mantener la buena voluntad y el entusiasmo de sus compañeros y que, además, sepa impartir las órdenes pertinentes en cada ocasión sería el dirigente ideal de cualquier grupo humano puesto que sabría convertir en realidad el sueño u objetivo de la causa. ESE ES EL LIDER. Tiene nombre y apellido.

En nuestro caso se llama JUAN PABLO DUARTE: un hombre cuyo papel fue no solo inducir sino también seducir en aras de lo mejor para su país, un hombre preparado, además, para disuadir del error a sus humanos compañeros cuando en uno que otro momento estos estuvieron descaminados.

Pero el jefe no, el jefe no es igual pues aunque sus roles son de importancia no tiene que ser necesariamente un “místico” como el líder, ni un sujeto que se sienta dueño de la causa, ni un visionario, ni un inspirador en grado superlativo de sus compañeros.

Si lo fuera, pues mejor, pero bastaría con que se sintiera partícipe de primera línea, y con que se supiera “máximo responsable” por el cumplimiento de las formalidades básicamente administrativas de la entidad y con que poseyera y pusiera en práctica los conocimientos y pericias convenientes para apoyar la buena marcha de la misma.

Quiera Dios que nuestros jóvenes entiendan las diferencias que he querido destacar y comprendan por qué a JUAN PABLO DUARTE le tenemos los dominicanos como EL CRISTO DE LA LIBERTAD y como el más grande y el más HONESTO líder nacido en esta media isla.



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