Alegría es eterna
Viene la Navidad, me gusta esta temporada, hay muchos motivos para estar alegres. Las personas se ponen más amables y felices, cambian su estado de ánimo, pues hay muchos factores externos que les producen alegría, como por ejemplo: reciben su doble sueldo, regalos, participan de una gran cena, etc…
Pero cuando llega enero cambia su ánimo y caen de nuevo en el mal humor de la vida, ya no están tan alegres. Leamos este maravilloso versículo de la Biblia que se encuentre en Romanos: “Que el Dios de la esperanza os llene de toda alegría y paz a vosotros que creéis en él, para que reboséis de esperanza por el poder del Espíritu Santo”.
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Lo leíste, qué te parece, es asombroso. El Dios de esperanza, el que te creó, el que te ha dado la vida, te llene de alegría.
Hay muchos factores externos que pueden producir alegría, no podemos negar esta realidad, pero esta alegría es pasajera.
La verdadera alegría es eterna y no depende de las circunstancias.
El libro de Filipenses es un gran estudio que nos muestra la verdadera alegría. Escrito por el apóstol Pablo durante su encarcelamiento en Roma , este libro utiliza la palabra “alegría”, “regocijo “ y «”alegre “16 veces y nos enseña a tener una verdadera satisfacción en Cristo Jesús, a pesar de nuestras circunstancias.
Pablo, en cadenas y consciente de que su vida estaba llegando a su fin, habla de su fe y confianza en Cristo y cómo habían cambiado toda su perspectiva sobre el sufrimiento a una vida de alegría y paz.
Así que hay una alegría que es efímera, ya que a menudo depende de las cosas fuera de nosotros, pero la verdadera alegría es eterna, ya que se basa en nuestra relación con Jesucristo, que es en sí misma una fuente inagotable de alegría y salvación.
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