La alegría es una de las emociones básicas del ser humano. Un sentimiento grato y activo que ayuda a transitar la existencia con más ligereza.
Es un estado de ánimo que normalmente lo revela el rostro, el lenguaje verbal o corporal, las decisiones y las acciones.
Pero a mucha gente se le pasan los días en la espera de grandes sucesos para permitirse alegrarse, o su propensión es ver la vida desde una perspectiva dramáticamente infeliz y pesarosa, o considera impropio catalogar las nimiedades como motivos para el buen humor.
Es inconsciencia creer que precisamos de hechos fuera de la cotidianidad para sentir el júbilo o la vitalidad.
Diversas causas pueden generar alegría, como cuando cesa un padecimiento.
La originan también las expresiones afectivas, una autoestima saludable, una buena comunicación con nuestros seres queridos o la presencia de un ser amado, un aumento salarial o concluir con éxito unos estudios o un proyecto empresarial.
Similar al entusiasmo, la alegría es un ingrediente de salud y en los logros, y percibirla no depende de tener cosas.
Comprender la existencia como la vía de crecimiento, actuar con coherencia entre lo que pensamos y hacemos, procurar tener una mente y cuerpo sano, reconocer la valía de nuestra condición humana y apreciar los propios talentos sin compararnos con nadie, centrarnos en la gratitud y en el positivismo y actuar con humildad, son solo algunas fuentes permanentes de legítima alegría.
Dado que la alegría es tan habitual como el pesimismo, más vale prestar atención a todo lo positivo de nuestra vida y enfocarnos en agradecer cuanto tenemos.
Hay que potenciar las situaciones que resultan agradables. Uno de los primeros pasos es aprender a disfrutar de las gratas vivencias aunque sean sencillas.
Entonces, vamos a permitirnos alegrarnos con las afortunadas nimiedades de la vida. Expandamos la alegría, hablemos de ella y compartámosla con quienes amamos y confiamos. Disfrutemos quienes somos y no nos intimidemos por las posesiones y el poder de los demás. Recuerda que, por más pequeña que sea la alegría, esta tiene el poder de rejuvenecer.