“Alea iacta est”

“Alea iacta est”

“Alea  iacta  est”

“Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”, Juan 8,32. ¿Qué es la verdad?.

Ferminad Lassalle, resumiéndolo, la definía como el reconocimiento de la naturaleza de las cosas, asumiéndola sin distorsiones ni manipulaciones, sin pedir que produzcan hechos a nuestro antojo.

Error común en nuestros políticos, que hacen su oficio solo como artimañas para su arribo o sostenimiento en el poder, sin entender los fenómenos dentro de los que actúan, flotando o hundiéndose en ellos, incapaces de guiarse en los mismos o darles perspectivas renovadoras, frisando la historia, desbordados por ella, corrompidos por el poder, salvo esporádicas excepciones en el circulo vicioso local.

En víspera de una arremetida internacional contra el gobierno y el país, por racismo, como pretexto de otro interés estratégico ajeno (junio-julio), surge y se ventila una crisis orgánica dentro del PLD, que igual es parte del Momentum en el cual navegamos sin brújula mar adentro.

El Momentum es un tiempo especial, en el que entre otros factores las apariencias se desvanecen y la verdad obliga, desde la real naturaleza de los hechos, base de partida en nuestra actual situación, para ir o no ir hacía las metas de nuestra desviada Revolución Democrática y su desarrollo económico y social, atrofiada por el restablecimiento de la ideología oligárquica más atrasada en el poder. Este Momentum sacude lo falso, lo superficial y lo artificial en nuestra política, quedándonos desnudos ante el espejo, pero también sin disfraces posibles.

Estos son periodos e instantes estelares de la humanidad de los que Stephan Sweig relata como descomponen periodos y dan nacimiento a otros, con los que la historia continúa.

Este parto –si se da- ha tenido un embarazo de 50 años y aún puede abortar, según las prioridades del equipo de parteros.

El Mmomentum se presenta como crisis que igual es oportunidad de hacer lo que nunca se hizo, como si engendráramos un hijo o hija que, tras nacer, evolucionará como cuerpo y mente diferente, que sin embargo nos perpetuarán.

Es la crisis del país la que se refleja dentro del PLD por el control del poder entre dos tendencias ya no conciliables, que se salen de sus órganos y organismos, desde hace tiempo sin cohesión interna y que involucran a grupos económicos y de paisanos, albergados bajo la misma luz de la estrella amarilla, quienes son dos (2) partidos: uno, balaguerista, conservador, caudillista, corrupto y clientelista (Leonel), relevo del extinto, dentro de lo que era su oposición; el otro, progresista, desarrollista de ética boschista, con soporte en los sectores financieros, industriales, agroempresarial más saneados, modernizantes y sensatos, con Danilo y sus equipos, con gran aceptación social.

Estos tiempos estelares, con sus impulsos pro

ucen delimitaciones de campos a los que acude a definirse cada cual, como quién es o qué es. Es como decir, “dime con quién andas y te diré quién eres” por empatía natural.

Todo avance produce resistencia antagónica o la oposición de la inercia; y además: sin riegos no hay gloria; lo que no significa ser alocados aventureros e irresponsables. Con la premura que exige la circunstancia, hay que mantener las iniciativas proactivamente sin ceder espacio.

Si mi campo tiene debilidades el de mis opositores internos también los tiene. Son estas la razones que obligan a negociar la unidad y su liderazgo si se hace necesaria. Lo imposible nunca nos reta y los obstáculos sirven para iluminarnos el camino.

El país necesita hoy cohesión de mandos en el Estado y en la fuerza política que actualmente nos dirige, antes de que graves hechos de provocación programados localmente y la campaña internacional ya instalada nos obliguen a entrar en un callejón sin salida de un cerco exterior con revueltas en el territorio, con las que las elecciones que hoy nos ciegan, perderían sentido o podrían ser como las que se efectúan en Haití organizadas por “sus amigos”, quienes para sus fines reales, armar una violencia fronteriza grave, o “guerra chiquita” pretexto, caotizarnos, desestabilizarnos, imponernos un títere o intervenirnos otra vez daría lo mismo.
“Alea iacta est”



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