Carlos Alcaraz tuvo un cierre forzado de temporada 2022 por un desgarro en el abdomen, quedándose sin Finales ATP ni definición de Copa Davis. Más tarde, cuando ya estaba en su mejor momento de la pretemporada, según sus propias palabras, en un gesto fortuito se lesionó en la pierna derecha.

Todo esto, le privó defender el N°1 del mundo en el Abierto de Australia (había alcanzado tercera ronda en 2022). Por eso, para quitar todas las dudas de su inactividad, este triunfo, que tuvo de momentos exquisitos con presencia de su repertorio basado en recursos que son escasos en el circuito, fue especial.

El contexto no es algo a evadir a la hora de evaluar el triunfo del español en la noche de miércoles en un Buenos Aires Lawn Tennis Club colmado. El primer preclasificado del certamen, y ahora N°2 ATP, regresó con un 6-2, 4-6 y 6-2 frente a Laslo Djere, hoy 57° del mundo pero que supo ser Top 30 y que llegaba con triunfos de calibre: primero en Auckland a Casper Ruud, N°3 del mundo, y ya aquí a Sebastián Báez, campeón de Córdoba el último domingo.

El murciano de 19 años fue exigido al máximo por el serbio, y lo supo desde el primer momento: “He tenido un gran nivel, he jugado un buen partido pero a la vez muy lejos del nivel que puedo tener”, le respondió Alcaraz a ESPNTenis.com en la conferencia post partido.

“Tengo mucho margen de mejora», siguió. «La vuelta a la competición después de cuatro meses es complicado. Por eso tengo que tomar ritmo jugando partidos», confió notando que en lo que más falló fue a la hora de gestionar momentos importantes, como a la hora del quiebre en contra en el segundo set. «La competición te ayuda a saber manejarlo y es lo que me falta».

Aun así, sentirse local, en un estadio al 100%, ayuda a la progresión esperada. “La estadía esta siendo maravillosa, me está encantando y es algo a tener en cuenta a la hora de volver. Me siento como en casa. Eso da gusto. A tantos kilómetros de casa sentirse así es muy positivo”.