Esta semana se fue a la casa del lado el Dr. Juan Alberto Peña Lebrón. Agripino hasta cambiar su nombre por Alberto. Juanito para quienes lo vieron desarrollarse en su natal Estero Hondo. Peña y Juan Alberto para sus íntimos amigos, sobre todo para los mocanos que lo acogieron en 1956.
El Dr. Peña Lebrón para todos, los que tomamos su ejemplo imborrable de ética, de inspiración literaria, sus vastos conocimientos jurídicos, su compromiso ciudadano con un mejor país, con sólidas instituciones y hombres y mujeres conscientes de su rol al servicio de la patria; y de su sabiduría, cargada de una humildad, prudencia y dignidad rayanas en el silencio que habla.
Alberto Peña Lebrón para los que, como él, cultivan la belleza estética hecha poesía. Hasta su partida fue el último de los vates de la Generación del 48, entre quienes se encuentran los laureados poetas Víctor Villegas y Lupo Hernández Rueda.
Juan Alberto fue amigo leal, amoroso, sin expresiones estridentes, pero profundamente sinceras; abogado y asesor jurídico certero, profundo e intachable profesionalmente.
Alberto Peña Lebrón, poeta de producción limitada y única; pero expresión depurada con el dominio de la palabra, capaz de transmitir, envuelto en creación estética, su amor por la solidaridad, la libertad y la necesidad del despertar ciudadano por una sociedad de derechos.
Peña Lebrón, un fino y agudo intelectual, desprendido, transmisor de sus conocimientos con pasmosa y ejemplar modestia. Juan Alberto, novio, compañero y esposo amoroso, quien ni por un instante dejó de amar con encanto, respeto y consideración a su eterna compañera Nenita.
El Dr. Peña Lebrón, un ciudadano ejemplar que, en Moca, contribuyó a que se instalara el Banco Popular, la creación de la Asociación Mocana de Ahorros y Préstamos, la Asociación para el Desarrollo de la Provincia Espaillat, la Asociación de Abogados de la Provincia Espaillat, el Ateneo de Moca, el Grupo de Escritores del Cibao, entre otras tantas.
En Agripino, Juanito, Peña, Juan Alberto, Alberto Peña Lebrón, el Dr. Peña Lebrón podemos encontrar al hombre, amigo, esposo, abogado, jurista, poeta, intelectual y ciudadano por antonomasia.
Su ejemplo perdurará en quienes aprendimos con él que, sin aspavientos, se puede ser faro de luz, para no perder la ruta del silencio que se expresa en la belleza de la palabra, la humildad que carga nuestro ser, la sabiduría prudente y búsqueda de la transcendencia.