Al rescate de complejos

Al rescate de complejos

Al rescate de complejos

Hugo López Morrobel

En la casi totalidad de los casos, las grandes urbes son los escenarios preferidos donde se producen las noticias de mayor impacto en una sociedad.

Los pueblos contaban con escasos medios de comunicación, por lo que los relegaban a su suerte ante problemas de toda índole.

No en balde se popularizó el refrán: “capital es capita,l y lo demás es monte y culebra”, todo por la concentración del poder político, económico y de cualquier otra índole.

Por suerte, la situación ha dado un giro de 180 grados, porque hoy no hay rincón del país donde se produzca un acontecimiento que pase desapercibido.

Sin embargo, a pesar de ese extraordinario desarrollo de las comunicaciones, la mayoría de las provincias están huérfanas de voces para que sus necesidades más perentorias sean atendidas por las instancias de poder.

Durante casi dos décadas la República Dominicana invirtió millones de pesos en la construcción de importantes obras deportivas, bajo el plan de los denominados Juegos Nacionales.

Obras que lamentablemente se construyeron sin ningún tipo de planificación, por lo que hoy una gran mayoría están abandonadas o se han tenido que rehabilitar, debido al escaso uso, al abandono total o al despojo de su patrimonio por parte de particulares.

El complejo La Barranquita, en Santiago, ha encontrado de vez en cuando quienes lo defiendan del latrocinio de sus instalaciones, sin embargo, otros, como es el caso de Barahona, están completamente huérfanos de una mínima defensa. Simplemente, se está cayendo a pedazos.

¿Cuándo se rescatará el complejo de Barahona y otros que van a convertirse en monumentos inservibles, producto de la desidia de las autoridades, tanto locales como nacionales?

El Gobierno, tal y como ocurre con hospitales, carreteras, escuelas, aeropuertos y otras obras, debe ir en auxilio de esos complejos. ¿Qué dicen?



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