Al pie de la letra

Al pie de la letra

Al pie de la letra

Rafael Molina Morillo, director de El Día

El presidente Maduro, de Venezuela, es un buen discípulo. De Chávez, desde luego. Aprendió de su maestro, entre otras cosas, la lección relativa a las relaciones de un gobierno autoritario con la prensa.

Dice el “Manual para dictadores” (un libro que todavía no ha sido escrito, pero que algunos gobernantes lo aplican en la práctica al pie de la letra), dice el Manual –repito- que lo primero que tiene que hacer un aspirante a dictador es callar a la prensa. El consejo es efectivo, y Maduro le saca provecho.

En los últimos doce meses diez periódicos venezolanos se han visto forzados a cerrar, como consecuencia de medidas oficiales que les dificultan la obtención de papel, una fina manera de callar la boca a los críticos del gobierno.

El más reciente de los diarios que dejan de circular en la patria de Bolívar por ese mecanismo es “El Impulso”, el más antiguo del país.

Se calcula que un 70% de los periódicos venezolanos, aquejados por la misma causa, ha tenido que reducir la cantidad de sus páginas y limitar su circulación para mantener sus operaciones.

De esa manera se mantiene a la población desinformada y, consecuentemente, engañada y abusada sin medios para defenderse de los excesos gubernamentales.

Al asumir al pie de la letra las enseñanzas de su maestro, el alumno, que estaba maduro, pasa a podrido.



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