Al líder y otro de estafas de abuelos le dictan coerción

Al líder y otro de estafas de abuelos le dictan coerción

Al líder y otro de  estafas de abuelos le dictan coerción

Al líder y otro de estafas de abuelos le dictan coerción

SANTO DOMINGO.- Proceso. Al líder en la estructura delictual de la extensa «estafa de abuelos» y a otro implicado les impusieron medida de coerción, con el objetivo de conocerle la solicitud de extradición realizada por los Estados Unidos para que responda por los hechos, la cual está fijada para el día 11 de junio.

Los jueces de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia dictaron prisión a José Ismael Diloné Rodríguez, para ser cumplida en el Centro Correccional y de Rehabilitación de Najayo en San Cristóbal.

Con relación a José Rafael Parra Arias, señalado de ser líder de la estructura delictiva de la estafa de abuelos, los magistrados le mantuvieron la medida de coerción impuesta por un tribunal de Santiago al ser acusado como uno de los cabecillas de la red criminal del caso Discovery 2.0.

Este, cumple medida bajo la modalidad de colocación de grilletes electrónicos, presentación periódica, impedimento de salida y garantía económica de 500 mil pesos.

Previo a la decisión, Parra Arias expresó que no quiere irse a ese país porque tiene dos hijos en condición especial y desea verlos crecer. «No me quiero separar de mis hijos», expresó Parra Arias, con lágrimas, quien es también señalado de ser uno de los principales cabecillas de la red Discovery 2.0.

De acuerdo con las autoridades, los miembros de la estructura delictiva operaban desde centros de llamadas en República Dominicana: preguntaban a sus víctimas ancianos residentes en Estados Unidos haciéndose pasar por sus nietos, y de esa manera, lograban engañarlos para robar mediante estafas millones de dólares.

La estafa comenzaba con los «abridores» que llamaban a los ancianos, haciéndose pasar por hijos o nietos pidiendo ayuda económica para salir de un problema por un accidente de tránsito.

Luego entraban los denominados «cerradores», que se hacían pasar por abogados, agentes de policiales, que convencían a las víctimas para que proporcionaran miles de dólares en efectivo para ayudar a sus parientes.



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