Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.
Empatía, solidaridad, afinidad, comprensión, ayuda y apoyo son palabras que en estos momentos pesan mucho, son necesarias y no se multiplican como un video gracioso o morboso en las redes. Pero, a pesar de esto, las situaciones adversas nos ponen a prueba y la pandemia de la Covid-19 no es la excepción.
Además del miedo, pánico, incertidumbre, tristeza y dolor que estos meses han dejado a su paso, con un panorama incierto en el horizonte, tenemos que permitir que entren sentimientos más positivos, proactivos y esperanzadores, sin importar qué tan oscuro esté el túnel, hay una certeza irrefutable: al final encontraremos luz.
Ya hay destellos que nos hacen sentir un poco más seguros, vacunas en curso y tratamientos que están funcionando, sin embargo, los números no mienten y siguen subiendo.
Los contagios aumentan, ayer batimos récord con 2,012 infectados en un día. ¿Cuál es la lectura de esto? Que hay una parte de la población que no entiende la magnitud del problema y, al no entenderla, la minimiza.
Como se dice en el argot popular, andan “sin mieo”. Señal indiscutible de un pueblo ignorante hasta el tuétano de los huesos. Sin miedo porque no han aprendido a pensar de manera colectiva, pues en ellos prima “mi necesidad”. Si me afecta a mí hay problemas, pero somos indiferentes si es al otro, pues nos sentimos aludidos cuando el mal toca a nuestras puerta.
Sé que volveremos a celebrar y salir sin miedo ni restricciones, a juntarnos a reír, y a aglomerarnos y abrazarnos sin miedo; pero, mientras tanto, practiquemos la comprensión, entendimiento y distanciamiento físico de manera indiscriminada.
No es momento para pensar sólo en mis necesidades, pero sí lo es para ser empáticos con la situación, con las personas afectadas, con las familias que han perdido a un ser querido. Y pensemos: ¿Y si me pasa a mí? Es tiempo de ponernos en los zapatos del otro.
