
Santo Domingo .-“Ahora a empezar de cero”, exclamaba Martina Mateo, quien vivía al lado de la agroveterinaria, que es una de las edificaciones que resultaron afectadas por la explosión del pasado lunes en San Cristóbal.
Desde lejos mostraba a reporteros de EL DÍA el toldo verde de su casa, donde también tenía una tienda de juguetes, pero ahora debe esperar si la vivienda está habitable, mientras tanto, tuvo que buscar un espacio para mudarse con sus dos hijos.
Explicó que desde el lunes no logra conciliar el sueño, por los nervios que tiene tras la fuerte explosión.
Revive el momento
Cuando escuchó el estallido, su hija de 22 años estaba en el negocio, por lo que Martina salió despavorida de donde se encontraba hacia las llamas, llorando por pensar que le había ocurrido lo peor.
Ahora, como anécdota explica que todo fue tan rápido que su hija corrió a buscarla donde estaba mientras ella se dirigía a lo mismo, pero hacia la explosión, sin embargo, nunca se vieron en el camino, probablemente por los nervios que tenía.
“Corrí y grité que perdí mi hija, pero gracias al Señor salimos ilesas, pero uno está lamentando las pérdidas humanas porque son irreparables porque lo material se recupera”, narró Martina.
Comentó que los saqueadores penetraron su casa y negocio cuando todo ocurrió, acción que quedó grabada y circula en redes sociales, llevándose entre otras cosas, bicicletas y juguetes.
Actos solidarios
La solidaridad de los sancristobalenses no se ha hecho esperar en medio de esta tragedia, llevando alimentos a los socorristas que han expuesto sus vidas en la lucha por sofocar el incendio.

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Yamer Javier
Periodista especializada en la fuente de salud. Máster en Comunicación Estratégica y Relaciones Públicas,