Sufro dolorosos aguijones en mi cuerpo. Y no es la primera vez. Antes sentí esa molesta sensación y acudí presuroso al médico. No encontró el galeno la causa de mis dolores y me dijo que talvez se trataba de algo mental o emocional.
Me puse a pensar qué cosa podría producirme efectos tan desagradables y finalmente descubrí el misterio que la ciencia médica no pudo identificar.
Observé que el aguijoneo y los pinchazos que me quitan el sueño y me atormentan como si fueran puñaladas mortales coinciden con los anuncios que, en determinadas fechas, hace la Junta Central Electoral informando sobre la entrega de millones y millones de pesos a los 26 partidos políticos que se reparten buena parte del jugoso pastel del presupuesto nacional, en desmedro de la solución de no pocos problemas sociales, incluyendo, por ejemplo, la construcción de hospitales y escuelas que tanta falta hacen.
La Junta no tiene la culpa, pues esa piñata está dispuesta por la Ley.
Pero duele, y mucho, que los dineros públicos se despilfarren de esa manera tan injusta y absurda para que los políticos hagan propaganda en su propio beneficio.
Cerca de 90 millones de pesos se repartirán esta vez entre los citados “padres de la Patria”. Y a mí me duelen como si fueran 90 millones de puñaladas.