Con la celebración cada 22 de marzo del Día Mundial del Agua se recuerda la importancia de este líquido. Más de 2,000 millones de personas viven sin acceso al agua potable.
El cambio climático altera la situación ambiental, los fenómenos meteorológicos extremos e inundaciones son más frecuentes y se registran olas de calor y sequías.
A esto no escapa la República Dominicana: ondas tropicales, altas temperaturas y escasez de agua, que pueden desembocar en su agotamiento, encarecimiento del tratamiento y paralización de su uso.
El sector agua es el cuarto eje estratégico de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030. Además de la medioambiental, tenemos una crisis de agua: no aprovechamos el agua disponible; el tratamiento para consumo humano debe mejorarse; estamos rezagados en presas y acueductos; perdemos más del 70 % de las aguas de los ríos por falta de presas; y se cuidan poco las aguas subterráneas.
El Gobierno debe velar por el desarrollo de actividades comerciales en beneficio del desarrollo nacional; sin ignorar su papel regulador en las zonas protegidas, industria extractiva y estabilidad de la flora y fauna.
Se deben involucrar las empresas y un implacable régimen de consecuencias, así como el diseño y producción de componentes biodegradables, haciendo mayor uso de fuentes de energía renovables y lograr el reciclaje y manejo consciente de desechos.
Debe invertirse en sistemas de seguimiento medioambiental, utilizar tecnologías contra inundaciones para protección contra los cambios de las mareas, aumentar la capacidad de respuestas ante eventos naturales y construir estructuras más resistentes a los cambios climáticos.
El Gabinete del Sector Agua, en sesión permanente, debe aplicar políticas públicas que motiven el comportamiento hacia modelos económicos, sociales y medioambientales más sostenibles, para mitigar las emisiones de carbono, extender la vida humana, mejorar el bienestar social y optimizar la extracción de energía y recursos medioambientales.
Deben implementarse políticas públicas para cambiar nuestra dependencia de combustibles fósiles y modificar el comportamiento de los consumidores hacia productos menos nocivos al medio ambiente como las fuentes renovables.
Todos debemos formar parte del cambio. Los congresistas deben legislar con mayor coherencia normativa el sector agua, para lo cual el ejecutivo y legislativo deben vincularse permanentemente con resultados que la población pueda conocer, apoyar y defender.