Santo Domingo.-A lo largo de los años los principales sindicatos que controlan el transporte han implantado su ley en las vías públicas basada en la violencia, que en muchos casos ha terminado con muertes no solo de choferes involucrados, sino de pasajeros ajenos a las disputas.
Al hacer una revisión de acontecimientos escenificados por la mayor parte de la dirigencia de este sector, se puede llegar a la conclusión de que se trata de una especie de monstruo al que las autoridades le tienen miedo.
Los sindicatos actúan como si fueran mafias, donde quien viola sus leyes corre el peligro de perder su vehículo y hasta la vida.
Casos impensables
Peor que al estilo del viejo oeste, en abril del año pasado un grupo de transportistas de Boca Chica amenazó con incendiar un autobús que transportaba a 50 niños y sus profesores desde esa localidad a la Feria del Libro.
En esa ocasión los sindicalistas interceptaron el autobús y obligaron a sus ocupantes a desmontarse bajo el alegato de que el centro educativo al que pertenecían los menores debió contratarlos a ellos.
En mayo de 2014 varias personas resultaron con quemaduras en diversas partes del cuerpo porque un grupo de transportistas lanzó una bomba casera contra un minibús en el que se desplazaban.
El hecho ocurrió en La Romana.
Un mes antes representantes de otro sindicato utilizando el mismo método incendiaron otro minibús cuando se desplazaba desde Yamasá hasta Santo Domingo. Sus ocupantes afortunadamente resultaron ilesos.
“Es que ellos han dicho que no quieren de esos minibuses en esta ruta”, afirmaron lugareños en el momento. En años anteriores el sindicalista y diputado Juan Hubieres fue vinculado al incendio de un minibús que transportaba a varias mujeres que resultaron con quemaduras graves.
Lucha campal
Los últimos hechos han mostrado como estos sectores están dispuestos a usar las armas para resolver conflictos entre rutas o de otra índole.
Tal es el caso del la Unión Nacional de Transportistas Unificados y Afines, cuyo presidente y un alto dirigente están bajo arresto supuestamente por encabezar bandas de sicarios encargadas de asesinar choferes de otras organizaciones.
Tanto a Arsenio Quevedo como a Erickson de los Santos Solís se les acusa de haber ultimado a tres integrantes de la Federación Nacional de Transporte La Nueva Opción.
El presidente de la Federación Nacional de Transporte Dominicanos (Fenatrado), Blas Peralta, está arrestado acusado de ser el responsable de ultimar de un disparo al exrector de la universidad Autónoma de Santo Domingo Mateo Aquino Febrillet.
Aparte de estos hechos violentos cuya razón principal ha sido la hegemonía de un sindicato sobre otro, las principales organizaciones del transporte han paralizado sus servicios a su antojo en busca de prebendas.
Apoyo del Estado
Pese a ser uno de los mayores dolores de cabeza para el país, los diferentes gobiernos han favorecido con miles de millones de pesos a los transportistas a través del subsidio de los combustibles.
Cada año el Gobierno entrega más de RD$3,000 millones a este sector por el concepto antes mencionado.
Cada mes se entregan más de 3 millones de galones de gasoil a los sindicatos y federaciones del transporte.
Con este subsidio los diversos gobiernos han hecho más poderosos a los sindicatos, cuyos dirigentes se han convertido en prósperos empresarios, todo a cambio de que no paralicen el país.