Están trabajando en la elección de los miembros de la Junta Central Electoral, JCE, Tribunal Superior Electoral, TSE y Cámara de Cuentas.
Con ese fin, hay una mesa de diálogo, con representantes de partidos políticos. Designaron a monseñor Agripino Núñez, coordinador. Magnifica idea.
Fue como tenderle a la mesa un mantel de credibilidad. Inspira confianza. Es seguidor de principios cristianos, buscador de justicia social. .
Sin embargo, los partidos de oposición se han retirado. No confían en los resultados. Consideran que la mesa cojea, le faltan piezas para ser democrática, representativa del pueblo.
Agripino, como coordinador imparcial, no se percató de que estaba desequilibrada. Hubiese comenzado sugiriendo que incluyeran representantes de la sociedad civil.
Para luego determinar el procedimiento y definir el perfil de los miembros de esas altas instancias. Urgen resultados confiables.
Es una falta de respeto, que mientras intentan ponerse de acuerdo en el diálogo, una comisión designada por el Senado esté entrevistando aspirantes a las altas instancias. ¿En base a qué lo seleccionan? Todavía no han definido los perfiles.
Necesitamos más seriedad en el proceso. ¿Cómo es posible que el PLD negocie para que permanezcan los mismos congresistas y los mismos miembros de los organismos mencionados?
Indiscutiblemente, el retiro de la oposición de la mesa del diálogo es un llamado de alerta a Agripino como coordinador, para que no le haga el juego a los poderosos; es un pellizco al pueblo para que despierte; es un indicador de que hay chispas de dignidad, de coraje, de líderes en alerta ¡Qué Dios nos ilumine!