Washington.- La semana pasada, Miguel Gonzales se apresuraba a recolectar manzanas de un huerto del norte de Tieton antes de que empiece a nevar. «Trabajamos siete días a la semana, pero está bien», dijo Gonzales al bajar de una escalera.
«No hay mucha gente, así que tenemos que trabajar más duro». Gonzales trabajó al lado de varios peones que contrató el productor local Apple King para la cosecha de un cultivo que pertenece a otro productor. De otra forma, no se habrían podido recolectar las manzanas.
Al no poder encontrar empleados suficientes en un mercado laboral cada vez más competitivo durante la época de recolección, el productor le dijo a Apple King que podía quedarse con la cosecha.
Después de varias décadas de gozar de una robusta fuerza laboral de bajo salario, compuesta principalmente de inmigrantes mexicanos que ingresaron ilegalmente a Estados Unidos, los productores de Yakima Valley y todo el estado ahora encuentran a menos peones interesados en ir a trabajar ahí.
La seguridad fronteriza cada vez más estricta, el fortalecimiento de la economía mexicana y la tasa de nacimientos en declive, así como las políticas inmigratorias en Estados Unidos son factores que obstaculizan lo que alguna vez fue un abundante flujo de mano de obra extranjera hacia el país, una tendencia que no parece vaya a cambiar a corto plazo, de acuerdo con expertos y estudios recientes.
Menos empleados de los cuales echar mano, con cosechas cada vez más grandes y con más árboles frutales, hacen que suban los costos de producción y la presión sobre la lucrativa industria frutal del estado, dijo el productor de Apple King, Mike Saunders.
«Hasta que no tengamos algún tipo de estabilidad, esto seguirá siendo un problema», declaró. «Es una de esas cosas con las que lidiamos cada año. Creo que calculamos una cosecha pequeña de manzanas este año, y repentinamente resulta mucho mayor».
DECLIVE INMIGRATORIO Las personas nacidas en México representan al mayor grupo de migrantes hacia Estados Unidos en la historia reciente.
En 1970, la población de inmigrantes mexicanos era de menos de un millón, pero la cifra ha ido en aumento hasta alcanzar un máximo de 12,8 millones en 2007, de acuerdo a un estudio que realizó el Pew Research Center, con sede en Washington D.C., en 2015.
Ahora se está revirtiendo esa tendencia y hay más mexicanos que salen de Estados Unidos de los que llegan. En 2014, la población de mexicanos se redujo en más de un millón a 11,7 millones.
El declive se nota más en las llegadas no autorizadas, que se redujeron a 5,6 millones en 2014 después de alcanzar un máximo de 6,9 millones en 2007, de acuerdo al reporte.
Entre 2009 y 2014, más de un millón de mexicanos y sus familias – que incluyen a hijos nacidos en Estados Unidos – dejaron el país por su propia voluntad para volver a México, mientras que en ese mismo periodo llegaron alrededor de 870.000, señaló el estudio.
Varios factores, como una mayor vigilancia de la frontera y la violencia asociada al narcotráfico, así como la lenta recuperación de Estados Unidos tras la Gran Recesión influyeron en el declive, según el reporte.
Aunque la necesidad de mano de obra agrícola va en aumento debido a que se plantan más árboles por hectárea, es poco probable que se vuelva al nivel de empleados extranjeros que había en el pasado, dijo Karina Gallardo, profesora adjunta de ciencias económicas de la Universidad Estatal de Washington, que realiza un estudio sobre la escasez de peones.
La economía mexicana ha mejorado de manera consistente en los últimos años, al ofrecerles más oportunidades a los trabajadores en ramas como la industria automotriz y la manufactura.
Un estudio realizado por profesores de economía agrícola de la Universidad de California, campus Davis, indica que el salario anual per cápita en México es de 15.000 dólares, o unos 7.000 dólares menos que el sueldo promedio de un recolector de Yakima Valley.
«Tienen más incentivos para quedarse», dijo Gallardo. La economía mexicana ha mostrado una mejoría constante, y su producto interno bruto alcanzó los 2,2 billones de dólares en 2015, que si bien están muy por debajo de los 17,9 billones de Estados Unidos, rebasó los 1,6 billones de Canadá, según PanAm Post.
CALCULANDO EL DESABASTECIMIENTO
Los letreros en busca de empleados para trabajo de granja son comunes en Yakima Valley, pero calcular la percepción de falta de personal es complicada, al contar únicamente con información anecdótica de los productores.
Aún no se implementa un sistema que registre con precisión la falta de mano de obra en la industria agrícola, dijo Mike Gempler, director ejecutivo de Washington Growers League.
«No creo que alguien pueda calcularlo», comentó. «Es un enorme ejercicio económico. Nunca nos hemos puesto a la tarea debido a lo grande y costoso que es hacerlo anualmente.
Durante su encuesta anual, el departamento estatal para la Seguridad de Empleo le ha preguntado en el pasado a los productores sobre la falta de personal, pero dejó de hacerlo hace algunos años cuando los recortes presupuestales evitaron que la agencia reemplazara a un analista jubilado que estaba a cargo del procesamiento de esos datos, señaló el analista investigador Gustavo Aviles.
Ahora, el departamento analiza minuciosamente si es que de hecho existe una falta de trabajadores o solo una falta de trabajadores de bajo salario, y en diciembre planea difundir un análisis de la fuerza laboral de 2016.
El estudio rastrea a empleados que dejan la industria agrícola y la posibilidad de que los actuales salarios estén relacionados con la disminución de empleados disponibles, comentó Aviles.
Los peones de Yakima Valley tienen un salario promedio de 13,16 dólares por hora. Algunos ganan más al realizar trabajo a destajo, con sueldos de entre 20 y 28 dólares por cada canasto de manzanas recolectadas. Un recolector promedio puede llenar entre seis y siete canastos al día, mientras que uno rápido puede obtener más de 10, dijo Saunders.
Esta temporada, Saunders contrató a 200 recolectores, y dijo que fácilmente le hicieron falta otros 100. «De la manera en que se dio la cosecha este año, fácilmente hubiera necesitado 300 recolectores.
LLENAR EL VACÍO LABORAL Algunos productores cada vez dependen más del programa de trabajadores invitados H-2A que les proporciona permisos temporales de trabajo a los inmigrantes.
En 2015, más de 12.000 de los 96.000 peones del estado llegaron a través del programa, según el más reciente reporte anual de personal agrícola del departamento para la Seguridad de Empleo. Saunders no utiliza el programa H-2A debido a los costos adicionales que representa.
Los productores deben proporcionarles vivienda, transporte y primas salariales a los trabajadores. Calcula que utilizar el H-2A le costaría entre 15.000 y 20.000 dólares por trabajador en el primer año.
Eso sin incluir salarios y el costo anual de transporte, alimento y mantenimiento de viviendas. «Se deben construir residencias, baños, cocinas y comprar camiones», dijo.
Se necesita un programa más simple que permita que los peones entren al país hasta que concluya el trabajo, señaló. «Es un programa que realmente no necesitamos», comentó.
«Lo que necesitamos es una asignación de trabajadores a los que se les permita ingresar al país, una visa de trabajo que les proporcione algún tipo de legalidad aquí».