Nuestras verdades absolutas nos separan cada día más. En un mundo donde se necesita más de la escucha activa, de ahí el éxito de los terapeutas de la conducta, el no colocarnos en el lugar de los demás, que nos duela, divide y es lo que crea las guerras que luego vemos manifestadas en el exterior.
Cada situación que vive el ser humano es única y querer endosar una mágica solución a su problema es un craso error.
Por eso me llama tanto la atención la fórmula de la Terapia comunitaria integrativa que inició en Brasil y que ante la formulación de una situación que vive una persona propone (AJÍS, A=no aconsejar, J=no juzgar, I=no interpretar, S=no sermonear), ya que todo esto duele, pica y no me deja expresar lo que quiero.
Lo que sí podemos, si nos es solicitado, es ejemplificar si me ha pasado o a alguien de mi entorno, lo que hice para salir de allí, ver el abanico, buscar ayuda,pero sin empujar al túnel de salida, ya que cada quien tiene la sabiduría interna para salir, solo es verla. Abrazar, acompañar, sin ahogar.