José Miguel de la Rosa
En medio del ruido que se ha creado en los últimos días por las rebajas que hicieron las poderosas AFP a los afiliados, todavía no se ha escuchado una sola voz de alguien del Gobierno o representante de los sectores sindicales que supuestamente están para defender a los trabajadores.
No han abierto la boca ni para justificar lo ocurrido en favor de de las Administradoras de Fondos de Pensiones y sus dueños, y esa no es la representación que merecemos, porque aunque unos están inclinados a favor de los más poderosos, otros tienen la obligación de estar al lado de los vulnerados, aunque sea para que estos sientan su presencia.
Mientras tanto, a los trabajadores les queda tragarse la explicación que ofrecieron los de las AFP, aún cuando la mayoría no tiene la mínima idea de qué fue lo que quisieron decir.
Y como no se ha entendido lo explicado, tampoco se entiende lo de que un dinero que se tiene acumulado, y al que su “dueño” no tiene acceso ni muriéndose, de repente disminuya por causa de una variable que nunca había sido explicada ni se pretendía hacerlo, sino que salió a la luz porque algunos se dieron cuenta de la reducción silenciosa que se hizo.
Seguimos sin entender la explicación, pero es como si en algún momento los ahorros bancarios disminuyan porque los bancos tuvieron pérdidas y alguien tiene que sacrificarse para asumir esa pérdida.
A los que les toca cargar la cruz es a los pendejos, porque están para eso, para soportar callados, porque no tienen defensores, y cuando alguien intenta alzar la voz en su favor, lo califican de loco, de busca sonido o de politiquero, porque el sistema se encarga de disminuirlo y aplastarlo.
Pero seguramente la mayoría de los afiliados no quiere explicaciones, quiere salir de esa estafa llamada AFP.
