¿Adversidad o aprendizaje?

¿Adversidad o aprendizaje?

¿Adversidad o aprendizaje?

Con los años y la experiencia he confirmado que los acontecimientos que nos provocan aflicción, enojo y preguntas -muchas veces sin respuesta- pueden conducirnos por el camino del aprendizaje.

Esa enseñanza que nos ayuda a desarrollar la fortaleza de carácter, afrontar las vicisitudes, ganar los retos y superarnos a nosotros mismos. Siempre y cuando decidamos ver el vaso medio lleno -actitud de personas positivas- en lugar de medio vacío -atribuido a la gente negativa-.

Sin diferencia de género, edad, estatus social o económico, podemos elegir. Somos los que más poder tenemos sobre nosotros mismos, solo nosotros controlamos nuestros comportamientos y pensamientos. Es una elección simple, aunque la veamos difícil.

¿Y si en vez de fijarnos en lo negativo, nos fijamos en lo positivo? ¿Y si en lugar de ver el vaso medio vacío empezamos a ver el vaso medio lleno? Tomar esta decisión es mucho más sencillo de lo que las personas creen.
En ocasiones sentimos que nos excede la dificultad que vivimos y nos tardamos en entender qué es lo que debemos aprender de esa parada en el camino que asociamos al dolor.

Pensemos esto: “si no tuviéramos que aprender algo, entonces, ¿qué haríamos? Pues sencillo, la vida pudiera transcurrir en línea recta, sin emociones, sin desafíos y sin tareas de crecimiento.

La existencia es aprendizaje. No se puede evitar porque no hay evolución sin aprendizaje. La ecuación es simple: “Adversidad > aprendizaje > crecimiento > logro”.

Además, sin los episodios adversos, no podríamos conocer la compasión, solidaridad, consuelo y generosidad de otros.

Si todavía sigues rumiando con los vaivenes de la vida, responde la siguiente pregunta: ¿quién te dijo que la vida tiene que ser perfecta para ser feliz? Nadie lo ha dicho.

Así que, como lo escribió el célebre poeta místico musulmán Yalal ad-Din Muhammad Rumi, “agradece la llegada de todo, porque cada uno te ha sido enviado como guía desde el más allá”.



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