Adquiere el derecho a ser bendecido

Adquiere el derecho a ser bendecido

Adquiere el derecho a ser bendecido

Cada principio de año trae consigo el replanteamiento de las ideas y proyectos y , de hecho, la mayoría de las personas hace una lista de las cosas que espera realizar dentro del nuevo período.

En ese tenor, se ha hecho costumbre desear para sí y los demás muchas “bendiciones”, palabra que se refiere a la acción de alabar, ensalzar, engrandecer, e invocar el favor divino a favor de algo o de alguien.

Pero ¿cómo podemos ser bendecidos?

El capítulo 28 del libro bíblico Deutronómeo responde a esa pregunta detallamente con la siguiente promesa:
“Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.

Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”, dicen los versos uno y dos.

Esta promesa o advertencia no solo se limita a las personas que obedecen a Dios, sino también a su casa, familia, trabajo y entorno. Se extienden, también, hacia tus bienes para que te sobreabunden y a todo lo que tocaren tus manos.

El problema es que nadie puede ser bendecido por Dios si no cree en él ni le obedece.

El versículo 14 de Deutronómio 28 cierra con la advertencia de que esa protección divina sólo llegará “si no te apartares de todas las palabras que yo (Jehová) te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles”.

“Acontecerá que si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo (Jehová) te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán”, versículo 15.

Esto quiere decir que aunque el positivismo, el entusiasmo y las buenas vibras pueden influir en que las cosas te vayan mejor, ser bendecido está condicionado al cumplimiento de los mandatos de Dios.

La buena noticia es que Dios siempre está dispuesto a bendecirnos. La decisión depende de nosotros. “…. os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”, Deutronomio 30:19. Entonces:
¿Elegiste el camino para ser bendecido?



Senabri Silvestre

Editora de Nacionales del Periódico El DÍA, amante de Dios y de mi familia.

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