Que una persona te de su confianza es, desde mi punto de vista, una responsabilidad. Pero una buena. Alguien que te ve como referente y que realmente toma en cuenta lo que haces o dices, es importante.
Y me refiero a nivel casero, es decir, gente cercana ya sea en el plano personal o en el profesional; no quiero entrar en influencers, redes sociales y demás, hablo de personas que se conocen, que tienen contacto real y directo.
Pues bien. Si alguien así te ve como un ejemplo, es importante que no trates de imponerle las cosas, llevarlo por el camino que tú crees es el adecuado y de aprovechar el hecho de que crea en ti para traspasar cualquiera de tus miedos, manías, sueños, metas.
¡Pero yo nunca haría eso! Estarás pensando. Pero ahora te pido que vislumbres a alguien así, que te mira con ojos de admiración y te ve como una voz llena de sabiduría y (de manera sincera) confieses cuántas veces te has puesto realmente en sus zapatos, has entendido quién es, qué necesita o hacia dónde va.
Y, en contra, cuántas veces le has presionado para que haga algo, le has llevado por el camino que a ti te hubiera gustado o tú hubieras tomado, sin ni siquiera preguntarle si es lo que quiere.
Repito. Alguien que confia en ti es, para mí, una persona que requiere de atención, dedicación y una respuesta de tu parte que sea pensando en él y no en ti.
Parece algo de cajón, pero en la realidad tendemos a proyectar muchas de nuestras frustraciones en esas personas que sabemos que nos escuchan.
Prueba a practicar la empatía con ellos, sin pensar en ti, y descubrirás un camino muy enriquecedor para ambos. Y esa admiración será completamente merecida.