“Señor Bodden, ¡a trabajar!” es una frase que no escucharé más, pero que nunca olvidaré. Era el primer pase que me daba Juan Nova Ramírez en las transmisiones del béisbol por CDN.
Llegábamos casi dos horas antes y después de ordenar el material de trabajo tertuliábamos “de todo” en la salita de espera.
En esa misma salita Orlando Méndez me dio la infausta información del fallecimiento del Profesor. ¡No puede ser! El informe era que la cirugía había sido un rotundo éxito, tanto así que estaba programado para regresar este viernes.
No barajaba trabajo, dueño de una gran ética profesional, maestro de maestros, siempre estaba presto a enseñar.
En su condición de director de la Escuela Nacional de Locución lo vi mil y una veces diciendo “pasa por allá”, y resolvía. Considerado con el espacio de los demás, incapaz de corregir en el aire a un compañero, una simple mirada bastaba.
Ejercía un gran afecto hacia el público, amaba y respetaba el micrófono, enseñó que se podía comunicar con decencia. Qué bueno que locutores y cronistas, principalmente, le han dado la despedida merecida. Doña Marina y la familia firmes.
Es cierto, el show debe continuar, pero en lo adelante habrá un actor principal ausente. Descanse en paz, querido profesor.