Con la muerte del destacado líder sindical Francisco Antonio Santos, ocurrida el pasado miércoles 15 de abril, luego de enfrentar durante años una enfermedad que doblegó su cuerpo, se cierra un ciclo que tuvo en Francisco A. Santos y Julio de Peña Valdez a los dos más sobresalientes líderes sindicales de la República Dominicana, durante el último tres cuartos de siglo.
Santos fue un consagrado dirigente que se abrazó a la causa obrera y popular de una manera incondicional.
Desde que en 1962 fue elegido secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Compañía Industrial Maderera, de Santiago, su vida, adscrita al sindicalismo clasista, no vio tregua. No vio tregua durante el período de lucha contra los remanentes del trujillismo, cuando el golpe de Estado al profesor Bosch, en el período del Triunvirato, ni en los “12 años” del Dr. Balaguer, tampoco en los gobiernos del PRD y PLD.
En su largo periplo fue promotor de una infinidad de “pactos colectivos”, de grandes huelgas y de incuantificables actividades organizativas, que le ocasionaron tenaces persecuciones.
En los inicios de los años 70, luego de encabezar el Movimiento Renovador, dentro de la Confederación Autónoma Sindical Cristiana (CASC), funda junto a dirigentes sindicales provenientes de la izquierda, la Central General de Trabajadores (CGT), y es elegido Secretario General.
Esta central, la más combativa agrupación sindical de la historia contemporánea del país, organizará un evento artístico denominado “7 Días con el Pueblo”, con la participación de cantores y cantautores nacionales e internacionales, que sacude las conciencias de decena de miles de personas en la sociedad dominicana.
Francisco Antonio Santos fue un sindicalista con práctica y con idea, con alta calidad humana y con honradez. Un sindicalista con posiciones firmes y con un verbo encendido.
De él recordamos sus discursos fogosos, pero coherentes y orientadores, pronunciados los primero de mayo, en espacios abiertos frente al viejo pley de La Normal, en que en la ocasión se concentraban grandes multitudes de trabajadores.
Santos no concibió la práctica del sindicalismo al margen de una cosmovisión y de una militancia política, por eso fue dirigente de los Comités Revolucionarios Camilo Torres (CORECATO) y más luego del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), que junto a otras organizaciones dieron lugar al Bloque Socialista (BS).
Nunca se rindió. Por eso en los últimos años de su existencia trabajó en la concientización y organización de los campesinos de los Haitises. Francisco Antonio Santos no pudo ver la liberación anhelada de su pueblo y de su país.
Pero trabajó con una constancia y denuedo por esa liberación, que bien pueden decirle las generaciones que lo conocieron y las que vendrán: ¡Misión Cumplida, Francisco! Paz y fuerza a Daniela, su esposa, a sus hijos y a su hermano Damián.