Adaptación y mitigación para la resiliencia

Adaptación y mitigación para la resiliencia

Adaptación y mitigación  para la resiliencia

Federico Alberto Cuello

Con los gasoductos argelinos cerrados en Marruecos camino de España, y con el retraso ruso en aumentar reservas de gas natural en Europa, regresa el carbón australiano a Alemania y China, mientras España reactiva la planta gallega de As Pontes usando carbón importado de varias fuentes.

Será difícil descarbonizar la economía dando dos pasos adelante y tres detrás.
Ejecutar el Acuerdo de París sobre cambio climático debería mantener el aumento de las temperaturas debajo de 2°C, reduciendo la cantidad acumulada en la atmósfera de gases con efecto invernadero.

Para ello, el Acuerdo de París invita a formular y comunicar estrategias de largo plazo para disminuir las emisiones de dichos gases.

El cúmulo de gases con efecto invernadero que ya se encuentra en la atmósfera sólo disminuirá reduciendo y eventualmente eliminando las emisiones de dichos gases en el transporte, la energía, la industria, la agricultura, el comercio y demás servicios, así como en los hogares, con sus vastas necesidades de aire acondicionado en tiempos de calor y de calefacción en meses fríos.

La cobertura forestal debe jugar un rol clave como “sumidero de carbono”, si es que sobrevive a la tala ilegal, los incendios y las sequías.

Es un enfoque de sistemas: reducir el flujo de emisiones y también capturar los gases en el aire para reducir, en términos netos, el cúmulo ya presente en la atmósfera.

En su discurso ante la ONU, el presidente Luis Abinader declaró que “República Dominicana es altamente vulnerable a los efectos del cambio climático.

La acción climática, especialmente por medio de la adaptación, la resiliencia y el financiamiento, es de la mayor prioridad”.

Por su parte, Ban Ki-moon deploró que 95% de los fondos se asignen a mitigación. “Sugiero asignar una proporción similar a la adaptación y a la mitigación” dijo en el Foro Internacional sobre Resiliencia Urbana.
Así lo hace Corea, país que prioriza las energías limpias y captura las emisiones de carbono en el sector eléctrico.

Que busca mitigar la contaminación industrial, tener una economía circular y adoptar tecnologías más limpias.
Que acelera la adopción de sistemas de transporte masivo – los que menos contaminan – mientras agiliza la transición hacia combustibles alternativos en las demás modalidades.

Que promueve la eficiencia energética tanto en edificios viejos como en nuevos.
Que incentiva las energías alternativas para descarbonizar la electricidad y la calefacción en edificios residenciales y de oficinas.
Que propone adoptar tecnologías inteligentes en la agropecuaria para minimizar sus emisiones y desperdicios en la economía circular.

Y que revoluciona la gestión forestal para consolidar e incrementar su rol como sumidero carbónico.
Combinar políticas de adaptación y de mitigación nos hará resilientes frente a imprevistos como los del 2021, dando tiempo a que las energías alternativas reemplacen confiablemente a los combustibles fósiles.
Ello requiere contar con los US$100 mil millones anuales prometidos en Copenhague (2009). Sólo así evitaremos que la reducción de emisiones en países desarrollados se vea compensada y probablemente superada por las crecientes emisiones en países en vías de desarrollo.