Todos los que están envueltos en el negocio del béisbol en la República Dominicana conocen al dedillo la tremenda incidencia que desde hace décadas viene teniendo el consumo de esteroides entre miles de jóvenes peloteros que en la mayoría de los casos los busca talentos los obligan a consumir todo tipo de sustancias, con el único objetivo de lograr contrato con alguna organización de Grandes Ligas.
De la existencia de esa anómala situación están conscientes todos, en especial los que están en la obligación de detenerla, porque a diferencia de otros tiempos, ahora con el avance de la ciencia es detectada casi al vuelo..
Ya se han realizado muchas denuncias y advertencias de todo tipo por parte de gente ligada al negocio del béisbol, con el objetivo de que las autoridades tomen cartas en el asunto, pero hasta ahora, ninguna, en especial el Ministerio de Salud Pública, como máxima autoridad sanitaria, han mostrado interés en intervenir para controlar esa penosa y vergonzosa situación, la que en términos penales se podría catalogar como un crimen con premeditación, asechanza y alevosía.
Ese problema tiene gran incidencia entre los peloteros, porque el béisbol es la disciplina donde con un buen contrato pueden dar el salto y salir de la pobreza, en la mayoría de los casos extrema.
La inacción ante el extendido consumo de esteroides es penoso, por que el país forma parte de los países signatarios del Código Mundial Antidopaje, pero a este, al igual que a otros acuerdos en diferentes áreas, se les hace “el caso del perro”. Uno especula sobre la probabilidad de que el gran peso económico que existe en muchas de las estructuras del béisbol profesional, lo haya convertido en “intocable”.