Uno de mis personajes famosos favoritos es el rey de las artes marciales Bruce Lee, más allá de lo que aportó en la disciplina deportiva que representaba, este ícono tenía una filosofía muy particular que implementaba tanto en sus prácticas como en su vida en general y una frase me llamó particularmente la atención en una entrevista que le hicieron “sé agua, si pones agua en una botella, se convierte en la botella. Si la pones en una tetera, se convierte en la tetera. El agua puede fluir o puede golpear, sé agua”.
Y hago este símil de esa frase con la fuerza y el poder, cuando actuamos desde la fuerza, es una presión que golpea y nos debilita, mas al actuar desde el poder que nos confiere la fuente, nuestro discurrir es fluido, en coherencia y consonancia con el ser.
Aunque pudiera confundir ambos términos, el poder es coherencia, sabiduría, inteligencia para la acción correcta y eficaz en el momento preciso, y manteniéndonos íntegros sin perder nada.
Actuar desde la fuerza es del ego, actuar desde el poder es del ser.
Actuación con firmeza, sin dobleces, en el mayor bien para el ser. Con el poder del amor, todo lo difícil, todo lo imposible, se convierte en ser.