Es un gran acierto del presidente Danilo Medina rechazar el Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular de la ONU, pues claramente no conviene al país.
Ese Pacto no contribuirá a mejorar ni a resolver ninguno de los actuales problemas dominicanos con respecto a la migración, como nación emisora de emigrantes hacia Estados Unidos y Europa ni como receptor de inmigrantes, principalmente de Haití, Venezuela y otros países.
En cambio, aparte del inconveniente político local por la mayoritaria oposición de la opinión pública y la carencia de apoyo independiente, el Pacto promete convertirse en fuente de innumerables conflictos, dados sus términos ambiguos, contradictorios, imprecisos y carentes de aplicabilidad o sentido práctico.
Pero hacerle plancha a la reunión de Marruecos del día 10 quizás no sea tan beneficioso como pudiera ser ir a explicar el rechazo dominicano.
Esa reunión también sería excelente para reclamar a la comunidad internacional por su abandono de Haití, cuya disolución e incesante emisión de migrantes indocumentados nos afecta a nosotros más que a ningún otro país.