En todas las etapas de la vida, existe la misma capacidad para enamorarse. Las emociones, deseos y sentimientos amorosos, tienen la misma intensidad. La respuesta del cuerpo, es diferente. En el proceso de envejecimiento, sabemos que se producen cambios biopsicosociales .
Estos, se presentan a nivel de células, tejidos, órganos y funciones que estos desempeñan. De la aceptación a esos cambios dependerá la salud mental, emocional y sexual de la persona.
Aceptar aprender a vivir con ellos, es la manera mas sabia de continuar viviendo y mantener las actividades cotidianas, sociales, sexuales y espirituales.
Conocer que habrá ciertas alteraciones en el desempeño de lass funciones y asumirlas con conciencia, aceptar que a los 30 no es lo mismo que a los 60 y vivir en consecuencia, da un mejor sentido a la vida en general, incluyendo la vida sexual.
En relación a la intimidad sexual, la mujer, por la disminución del moco cervical, causado por la atrofia de la mucosa vaginal y el endometrio (por la disminución de la producción de estrógenos progesterona), debe utilizar lubricantes con base acuosa para facilitar la penetración y disminuir las molestias durante el coito.
El hombre, conociendo que su tiempo entre una eyaculación y la próxima erección es más largo, que la cantidad de semen y su fuerza eyaculatoria son menores, no debe forzar su organismo y aprender a disfrutar de la intimidad, adaptándose a estos cambios.
Se evitará disfunciones sexuales que podrían aparecer a causa de frustraciones por no obtener de su cuerpo la respuesta deseada.