En el transcurso de nuestras vidas vamos acumulando errores, arrepentimientos y lamentaciones a la par con las alegrías, logros y satisfacciones.
El rosa no es un color que se estaciona en nuestro día a día, nos movemos de una tonalidad a otra, de un estado a otro, de una etapa a otra… no somos piezas estáticas en el juego de ajedrez que nos ha tocado jugar.
Y es esa la maravilla de la vida. Probar las agrias y las maduras, sentir las duras y las blanditas, palpar las asperezas y las suavecitas, sentir el orgullo y las decepciones. En fin, como en todo, la moneda tiene dos lados, uno es cara y otro es cruz. Nada es completamente recto o curvo.
Si analizamos esto con serenidad, con la mente abierta y dispuestos a aprender, estaríamos más cerca de aceptar lo que nos pasa desde la óptica del amor. La aceptación no es conformidad ni mediocridad como muchos afirman.
Hay una famosa oración, conocida como Plegaria de la Serenidad, que dice: “Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo, y la sabiduría para reconocer la diferencia”.
Con esta oración, que por su popularidad fue elegida como la plegaria oficial de Alcohólicos Anónimos, quiero compartirles la idea de “no enfocar nuestra energía en los problemas y la escasez, utilicemos nuestra energía para visualizar las soluciones y trabajar para cambiar a positivo eso negativo que nos pasa”.
Las preguntas más específicas a esta famosa oración, tanto para ustedes como para mí, es: ¿estoy aceptando lo que no puedo cambiar o simplemente estoy aceptando lo que me da pereza o miedo cambiar? ¿Nos estamos apalancando en las escusas para justificarnos, rumiar, quejarnos y sentir lastima por todo?
A partir de hoy, al despertar, que lo primero que llegue a tu mente es dar gracias por todo y al mismo tiempo decide cada día avanzar, crecer, amar y destacarte a pesar de los obstáculos.
Aprovechemos la inspiración que nos han dado millones de personas que decidieron generar los cambios que quieren ver, en lugar de sentarse frente a una pantalla a criticar lo que los demás hacen mal. Sé parte de la diferencia y siente esa diferencia con acciones positivas.