Cuando personalidades de la talla del presidente mexicano Enrique Peña Nieto y Larry Fink, de BlackRock Inc., se reúnan esta semana en la convención anual del sector bancario en Acapulco, México, tendrán algo que celebrar en un ambiente que, por otra parte, suele ser difícil: un repunte en los créditos de la segunda mayor economía de Latinoamérica.
El repunte representa un punto positivo en un momento en que el colapso del petróleo impulsó al banco central a reducir su pronóstico de crecimiento y al gobierno a rebajar el gasto.
También indica que la reforma del sector bancario promulgada por Peña Nieto en 2014 comienza a rendir frutos. Las medidas otorgaron mayores incentivos a los bancos para conferir créditos en un país donde históricamente sólo las empresas más grandes tuvieron acceso a créditos de fácil disponibilidad.
“Tanto los consumidores como las empresas están mostrando una mayor demanda de créditos y los bancos están creciendo para satisfacerla”, dijo Alejandro Cervantes, economista del Grupo Financiero Banorte SAB.
“El consumo privado es el motor principal del crecimiento económico a este punto, y el aumento del crédito es un pilar importante para ello. La reforma financiera otorgó más garantías a los bancos y eso los predispone a prestar más”.