Abuso sexual infantil (2 de 2)
El abuso sexual es una experiencia muy traumática, ya que es un atentado a la integridad. Teniendo consecuencias físicas y psicológicas inmediatas y a largo plazo, que pueden provocar en la adultez, trastornos en el comportamiento general y sexual, disfunción en la pareja y familia, depresión, insensibilidad afectiva, entre otros.
Los niños con mayor riesgo de ser objeto de abuso sexual son aquellos que en edades cortas tienen muestras de desarrollo sexual, los que son víctimas de otros tipos de maltrato, los que presentan una reducida capacidad para resistirse, los que no identifican correctamente el sufrimiento, los que todavía no hablan, los que tienen retraso o discapacidades ya sean físicas o psíquicas, los que pertenecen a familias separadas o disfuncionales, los que sufren falta de afecto y los que no tienen confianza con sus padres o encargados de su crianza.
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Los adultos alrededor del niño deben sospechar de abuso sexual al ver ciertos cambios en ellos y la aparición de conductas no acostumbradas.
Ejemplo, niños con reacciones ansiosas o depresivas, fracaso escolar, alteraciones del sueño, pesadillas, rechazo a personas o lugares, irritabilidad, dificultad para concentrarse, culpa por cualquier situación, dolores de barriga o de cabeza sin causa aparente, dificultad para socializar, pérdida de confianza.
Los padres o tutores tienen que estar atentos a los niños, no dejarlos mucho tiempo solos con otras personas, mantener comunicación abierta con ellos.
Recuerda que el que abusa es una persona normal y corriente que generalmente está cerca de ti o del niño.
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