Muchos jóvenes quizás no recuerden, pero el servicio telefónico en República Dominicana hace más de diez años era de una excelencia tal, que para poder usar localmente marcas como Verizon las métricas de calidad debían igualar o superar las de esa misma empresa en los Estados Unidos.
Hoy, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), de 174 países donde es medida la calidad telefónica, ocupamos un vergonzoso lugar número 105. Nos superan Jamaica, Albania, Irán, Surinam y hasta Venezuela.
Estados Unidos ocupa el lugar 15 y Francia el 16.
Dificultades para completar una llamada desde el primer intento, lentitud e intermitencia del Internet, precios altísimos e impuestos abusivos, indolencia regulatoria: todo conspira para que las malas telecomunicaciones constituyan una retranca al desarrollo y crecimiento.
Por ello es irracional y contraproducente que el Indotel lesione –quitándole frecuencias— el interés de Altice, única capaz de competir efectivamente contra Claro, y ‘sotto voce’ arguya que Altice carece de medios para invertir en su expansión. Y Claro, ¿cuánto trajo de México para la suya?
