El gobierno comenzó las vacunaciones con tan buen pie que lucíamos lindos detrás de Chile y entre los mejores del mundo, hasta que se acabaron las primeras llegadas de China y las donadas por India.
Contrario al ridículo Haití que rechazó una donación de la OMS porque eran Astra-Zeneca, nuestro sector privado y gobierno se han fajado para conseguir vacunas. Sea por política interesada o diplomacia inteligente, China ha vendido la mayor cantidad para continuar con las inoculaciones en República Dominicana.
Pero nuestro tradicional aliado, Estados Unidos, ha resultado una enorme decepción en este momento tan grave.
Tiene almacenadas millones de dosis que su gobierno rehúsa inyectar allá ni exportar pese a que ya fueron compradas y pre-pagadas, con dinero aportado por empresarios del país.
La Unión Europea, quizás menos insensible, tampoco ha cumplido compromisos con países menos desarrollados, como nosotros.
Ante tanta indefensión y abuso de las potencias, fue esperanzador que el presidente Abinader les recordara en Andorra que no mendigamos. Pongamos una pica en Flandes exigiendo cumplimiento con dignidad.