En la vida, siempre estamos en constantes transiciones, donde hay momentos en los que buscamos crecimiento personal, profesional o espiritual, ya sea uno de ellos o los tres juntos, pues, como seres humanos, siempre estamos en la búsqueda de nuevos retos, de apertura a nuevas posibilidades y experiencias.
Días atrás, en una conversación casual con mi colega Judith Leclerc concluimos que “nunca hemos abandonado la etapa de darnos nuevas oportunidades”.
Nos miramos y reímos sin parar porque, sin importar nuestros procesos o retos, hemos estado abiertas a los cambios, a las mejoras y el aprendizaje, pero, lo más importante, no le tenemos miedo a buscar nuevas oportunidades. Ese pensamiento nos hizo cómplices.
Esta frase resuena profundamente y de manera particular en mi, encapsulando mi espíritu de receptividad y disposición a abrazar lo nuevo, a no estancarme, a mirar al frente y disfrutar el paisaje, sin importar que tan desconocido y retador pueda ser.
Esta declaración refleja una mentalidad de apertura y valentía en quien la dice, pues reconoce que está o mantiene su vida con un deseo sincero de explorar, aprender y crecer.
Significa estar dispuesto a salir de nuestra zona de confort, a enfrentar desafíos y a abrazar lo nuevo con entusiasmo y determinación.
Además, esta frase nos recuerda la importancia de la reciprocidad en nuestras interacciones con el mundo que nos rodea. Al decir “darme oportunidades”, reconocemos que el crecimiento y el éxito no ocurren en un vacío, sino a través de la colaboración, el intercambio y la conexión con los demás.
Estamos abiertos a recibir las oportunidades que se nos presentan, pero también estamos listos para contribuir, para ofrecer nuestra energía, talento y pasión al servicio de un propósito mayor.
En una sociedad que, a menudo, valora la seguridad y estabilidad sobre la aventura y exploración, abrazar las oportunidades es un acto de empoderamiento que nos invita a confiar en nosotros mismos, en nuestras capacidades y potencial para hacer frente a lo desconocido y prosperar en él.
Esto es, en definitiva, un recordatorio de que la vida está llena de posibilidades infinitas esperando ser descubiertas. Les invito a vivir con audacia, pasión y confianza de que cada oportunidad nos acerca a la plenitud y realización personal.