En un día, de los Santos, tiene la responsabilidad de velar por la estabilidad de los seis pacientes en Cuidados Intensivos, los 10 de la unidad intermedia y la emergencia que promedia la llegada de 150 pacientes diarios, de los cuales el 15% son sospechosos de Covid-19.
SANTO DOMINGO.-Dos días a la semana Abraham de los Santos, uno de los tres médicos intensivistas de la Maternidad de La Altagracia, tiene que hacer un sobreesfuerzo para cubrir simultáneamente tres áreas críticas en una jornada de 24 horas.
Esta situación persiste debido al déficit de emergenciólogos en el país, cuya cantidad no sobrepasa los 300 especialistas y que por la pandemia muchos están enfermos y fuera de operación.
En un día, De los Santos tiene la responsabilidad de velar por la estabilidad de los seis pacientes en Cuidados Intensivos, los 10 de la unidad intermedia y la emergencia que promedia la llegada de 150 pacientes diarios, de los cuales el 15% son sospechosos de Covid-19.
De acuerdo al jefe de emergencia de dicha maternidad, Justo Nicasio, hay un día a la semana en que la emergencia se queda sin emergenciólogo, porque solo cuenta con seis y cada uno realiza un servicio de 24 horas en una semana.
En ciertos turnos, la responsabilidad de la falta recae en el doctor de Los Santos, quien afirma que es muy agotador y angustioso, porque en su decisión está compromiso de priorizar el paciente que tiene más probabilidades de vivir.
“La vida de la persona está en nuestras manos, porque tenemos que decidir cuál paciente tiene mayor posibilidad de sobrevivir con un trato clínico para focalizar los recursos y la fuerza que tenemos, más una presión de trabajo fuerte, eso nos acontece mucho”, manifestó el galeno.
No negó que esos momentos le generan una tremenda angustia y temor, sentimientos que lo mueven a involucrarse profundamente con la condición del paciente, velando para que en su turno ningún muera.
Como médico con el tiempo creó una coraza de ver tantos pacientes morir, pero afirmó que ha derramado lágrimas por algunos, a quienes luego de diligenciar todos los recursos y acciones para mantenerlo con vida, finalmente fallecen.
“Dios tiene la última palabra, pero me quedo con la satisfacción de que hice lo que pude, aunque yo he llorado como si fuera mi familia, con lágrimas desde lo más profundo de mi corazón”, expresó.
Terminó contagiado
A pesar de utilizar las medidas de protección, usando doble guantes, doble mascarillas, el traje de protección contra el Covid-19, como quiera estuvo al borde de la muerte, tras permanecer cuatro días intubado en intensivo porque se contagió.
El médico que da servicios en cuatro centros del país, incluyendo dos maternidades, no sabe en cuál de ellos fue que se infectó, pero en cada uno, trató directamente con pacientes Covid, a quienes el mismo, siendo especialista, les tomaba la muestra para la prueba.
Expresó que en el momento que perdía casi la vida, se identificó con cada paciente que atraviesa por la misma situación y dijo que desde ahora tiene otra visión de su trabajo.
“Al verme en esa situación me di cuenta que hay que batallar hasta el último momento, diligenciar los que sea, ir a donde haya que ir y hablar con quien sea, no importan, todo lo que humanamente sea posible se debe hacer y que Dios sea el que tenga la última palabra”, dijo.
Exhortó a los ciudadanos que esta es una catástrofe real, pues aunque recibió la de alta médica todavía depende de un tanque de oxigeno y cuando camina le falta la respiración.
“Aún no me he recuperado. Me cuesta respirar. En mi casa tengo que tener un tanque de oxígeno para caminar hacia al baño, porque me falta la respiración.