Por segunda vez el presidente de la República, Luis Abinader, obvia referirse a los logros de su gestión en la rendición de cuentas que hizo el pasado martes ante la Asamblea Nacional. Lo mismo sucedió cuando se presentó en ese escenario en 2021.
Siempre he escuchado que los deportistas aportan poco al electorado, incluso la mayoría de los que más se destacan son militares, y por eso los gobernantes no se interesan mucho por resaltar los logros de esa área.
Aún así, jamás esa puede ser la razón por la que Abinader haya castigado a este pueblo manteniendo a Francisco Camacho como ministro de Deportes los cuatro años de gestión.
Nadie puede esconder que Camacho, sin quizás, ha sido el peor ministro que ha existido en la historia desde que se creó esa cartera.
Es ampliamente sabido, que desde ese ministerio Camacho ha actuado con mucho revanchismo y en su gestión está en una guerra constante contra aquellos que les han hecho sombra, aún siendo sus propios compañeros de partido, como sucede con Alberto Rodríguez y Elvis Duarte, quienes son odiados en ese litoral.
En la crisis que actualmente vive el Comité Olímpico Dominicano (COD), Camacho es un actor principal, siendo el padrino de Luis Shanlatte, quien basado en ese apoyo se convirtió en la manzana de la discordia de esa entidad y así lo han hecho saber públicamente los seis renunciantes al Comité Ejecutivo del COD.
De igual modo, se sabe sobre los esfuerzos del ministro de Deportes por imponer a su hermano Miguel Camacho en el Ejecutivo del COD, incluso en la primera resolución, luego de estallar la crisis con los renunciantes, se buscaba colocarlo como primer vicepresidente, en sustitución de José Manuel Ramos.
Además, me informaron que una de las primeras negociaciones que se hizo, desde que se instaló el nuevo Comité Ejecutivo, fue colocar a su hermano como jefe de misión de la delegación dominicana que asistirá a los próximos Juegos Olímpicos, lo que se ve como “nepotismo total”.