Desde que Bernardo Vega nos enseñó que el antihaitianismo de Trujillo tuvo fecha de inicio y final, y un propósito determinado, alegar ignorancia es perversión o ingenuidad supina.
Dice Vega en un artículo publicado el 19 de septiembre del 2005: “En varias ocasiones políticos dominicanos han utilizado el antihaitianismo como instrumento político.
Durante los primeros seis años de la dictadura de Trujillo, éste no solo no permitió ninguna crítica al pueblo o al gobierno haitiano, sino que visitó en más de una ocasión a ese país donde al besar la bandera haitiana, declaró públicamente sentirse orgulloso de que sangre haitiana corriera por sus venas”.
Por tanto no era esa una postura inherente al sátrapa, sino que surgió en un momento determinado. “…cuando Elie Lescot accedió al poder en 1941, sustituyendo a Vincent, Trujillo inició una muy intensa campaña de antihaitianismo que muchas personas aun piensan que caracterizó los treinta y un años de su dictadura, pero que realmente sólo tuvo vigencia durante los cinco años del gobierno de Lescot” La razón era que Lescot, antiguo títere de Trujillo, una vez subió al poder en Haití se negó a seguir vendiendo mano de obra haitiana al dictador.
Para los sectores más reaccionarios de la tiranía ese sentimiento racista y xenófobo se mantuvo posterior al ajusticiamiento del déspota y uno de los que fue engañado fue Juan Bosch siendo presidente. El mismo Bosch lo señala. “..he aquí que un buen día, al leer la prensa en las primeras horas de la mañana me enteré de que el general León Cantave había invadido Haití por la costa norte. El general Cantave había estado a verme para pedirme ayuda y yo le había respondido que el Gobierno dominicano no podía hacerlo. ¿De dónde salió la expedición de Cantave; quién la armó, quién la respaldó? (…) Hice una reunión de jefes militares, les interrogué sobre todas las posibilidades que se me ocurrían; pedí detalles acerca de los tipos de armas que usó Cantave. Nadie sabía nada.
De acuerdo con sus informes, Cantave no había salido de territorio dominicano, no había recibido la menor ayuda de las fuerzas armadas dominicanas, y en los depósitos dominicanos no había armas similares a las que había llevado Cantave a Haití”. Lo que no sabía Bosch en ese momento es que Cantave si se entrenaba en República Dominicana con apoyo de las Fuerzas Armadas Dominicanas a solicitud de los Estados Unidos.
El caso Cantave fue uno de los detonantes del golpe de Estado y la bola de humo era un supuesto ataque de Haití a República Dominicana. “Pocos días antes del golpe de Estado, quizá tres días antes, me hallaba en mi despacho del Palacio Presidencial cuando a eso de las seis de la mañana me dijo el jefe de los ayudantes militares que los haitianos estaban atacando Dajabón, villa dominicana en la frontera del norte. Efectivamente, en las calles de Dajabón caían balas que procedían del lado haitiano, de la Villa de Juana Méndez —Ouanaminthe, en el patois de Haití—, que queda frente a Dajabón, a menos, tal vez, de dos kilómetros”.
La extrema derecha dominicana y los guardias llevaban a Bosch directo a cometer un error grave, pero él tenía una capacidad analítica que hoy pocos tienen. “Al día siguiente, con asombro de mi parte, vi en la prensa una foto de Cantave en un cuartel de Dajabón. Había cruzado la frontera, como la habían cruzado otros haitianos, algunos de ellos heridos; pero Cantave estaba vestido como quien iba a un baile de gala, no como quien llegaba de un combate; y eso indicaba que el general haitiano tenía ropa en Dajabón o en algún lugar cercano” La trampa comenzaba a develarse.
Bosch toma una decisión que debió ser uno de los factores que aceleró el golpe. “Hice llamar al Ministro de Relaciones Exteriores y al de las Fuerzas Armadas. “Tenga la bondad de solicitar de la OEA que envíe una comisión para que pruebe sobre el terreno que la agresión a Haití no partió de la República Dominicana”, le dije al primero. ¿Tuvo esa decisión alguna parte en el golpe de Estado? A menudo pienso que sí; pues si la OEA investigaba —y mi plan era que investigara a fondo— yo llegaría a saber qué mano oculta manejaba los hilos de una intriga que nos ponía en ridículo como Gobierno” Luego de que se develara la mentira de que Estados Unidos no tenía involucramiento en Bahía de Cochinos, no iba a permitir volver a quedar al descubierto con el caso Cantave. El golpe de Estado ocurrió y por supuesto el caso no fue llevado a la OEA.
Ojo señor presidente, los mismos que le tendieron esa trampa Bosch pueden estar montándole una trampa con el caso del canal del rio Masacre. La extrema derecha y sus aliados militares nunca cejan en sus propósito.