Abejones

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José Báez Guerrero

A fines de diciembre pasado publiqué unas memorias tituladas “¡Más es Usted!” para celebrar mis 45 años ininterrumpidos en el periodismo.

En uno de los capítulos sobre mi niñez, recuerdo cómo mis hermanos menores y yo conocimos insectos, reptiles y plantas que mis nietos sólo ven en televisión, como las cigarras y sus mudanzas de piel; ranas, lagartos prietos escamosos de nariz rojísima; asombrosos morivivíes.

También grillos, esperanzas, mariposones, mariapalitos (neópteros), libélulas, chinches hiedevivos (Nezara viridula), arañas, ciempiés y alacranes. En verano había nubes de mimes y los días de San Juan, cada 24 de junio, de manera casi religiosa miles y miles de maripositas de color amarillo tenue llenaban el aire en patios y calles.

Pero hubo un olvido imperdonable: los abejones negros enormes (bumble bees en inglés) que jamás he vuelto a ver. Una vez uno entró a mi baño y quedó con sus patas enredadas en el algodón de mi toalla y al usarla me picó en la cabeza. Dolió muchísimo, pero puedo dar fe de qué es una cabeza caliente. Hace apenas seis décadas los jardines capitaleños enseñaban mucho. Hoy parecen eriales.



José Báez Guerrero

Abogado, periodista y escritor dominicano.

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