El gobierno anunció la semana pasada que pretende aplicar impuestos a la compra en el extranjero con tarjetas de crédito, así como a otros bienes y servicios que actualmente están exentos de gravámenes, Esto ha provocado el rechazo de amplios sectores de la sociedad, especialmente de la clase media.
La propuesta de los nuevos impuestos está contemplada en el anteproyecto de ley del Presupuesto General de la Nación de 2021, que ya fue enviado al Congreso Nacional.
La sola mención de que se pretende gravar el salario de Navidad, que por ley está libre de impuestos, también cosechó un amplio rechazo de amplios sectores.
El revuelo fue tan grande que el presidente Luis Abinader habló al país para calmar a la gente aclarando que los impuestos serán “transitorios”, de única aplicación en el año 2021, y “consensuados con la población”, y acotó que “si hay que eliminar alguno se van a eliminar y se buscarán otras fuentes de ingresos”.
Abinader justificó los nuevos impuestos argumentando lo que todos sabemos, que recibió un “país totalmente quebrado” de parte de Danilo Medina.
Indicó que para después de 2021 espera abordar una reforma tributaria que, según su intención, implicará “bajar los tributos, para ampliar la base”, es decir aumentar el número de contribuyentes.
Toda persona sensata entiende que el actual gobierno heredó una situación explosiva en términos económicos, motivada principalmente por la pandemia del coronavirus y el pillaje de quienes hasta el 16 de agosto tuvieron en sus manos las riendas del país.
Pero no es justo depositar el peso de la crisis en los hombros de los trabajadores, de la clase media. Eso sería hacer que el pueblo pague los platos rotos, mientras los grandes responsables de la crisis disfrutan de los millones robados al Estado dominicano.
Ahora bien, eso es una cosa, y otra muy distinta es que el mismo grupo responsable del desastre, o algún otro oportunista, quiera venir ahora a capitalizar el disgusto popular.
No señor, a ustedes no les luce. No pretendan ahora erigirse en representantes de un pueblo que hoy sufre las consecuencias de haber sido gobernado por una pandilla cuyos integrantes se hicieron millonarios, que malgastaron todo lo que pudieron y elevaron la deuda pública a niveles estratosféricos.
No señor a ustedes no les luce venir a protestar y menos a tomar un lugar tan emblemático como la Plaza de la Bandera, que devino en un símbolo de rebeldía de lo más sano de este pueblo, que allí se levantó precisamente contra ustedes y sus pretensiones continuistas.
El gobierno de Abinader recibiría un gran respaldo popular si lleva a la justicia a los exfuncionarios corruptos y les incauta los bienes mal habidos, que no son pocos.
El PRM también podría aprovechar que tiene mayoría en el Congreso para eliminar el barrilito, el corralito y otros privilegios irritantes.
De igual modo, el poder Ejecutivo puede –mediante decreto- continuar eliminando instituciones parasitarias, como ya hizo con el Fonper y la Oisoe.
Con esto les daría un tapaboca a aquellos que después de hacer todo tipo de fechorías quieren venir ahora a hacerse los graciosos.
Yo invito a que cada vez que algunos de esos exfuncionarios abra la boca para criticar le digamos con firmeza: “A ti no te luce”.
Si alguna gran concentración debemos convocar al pueblo es para reclamar cárcel para los exfuncionarios corruptos, y que devuelvan lo que se robaron.