Nueva York.-Por lo que se conoce de ambos, es difícil imaginarse dos personas más distintas que Alex Rodríguez y Lou Gehrig.
De acuerdo a lo que se dice de él, Gehrig era tímido, modesto, odiaba las fiestas, le huía a las luces del estrellato y vivió con sus padres hasta que tenía 31 años, cuando se casó con Eleanor Twitchell, su primer romance serio.
A-Rod es A-Rod, por supuesto. Si usted necesita más detalles que eso, entonces necesita salir un poco más, o al menos hojear las páginas de las revistas de farándula en la fila del supermercado de vez en cuando.
Y aún así, Rodríguez y Gehrig comparten un lugar en lo más alto de una lista muy exclusiva, porque al parecer tienen al menos dos cosas en común: A ambos les fascinaba batear con las bases llenas. Y ambos eran muy buenos en esa situación, aunque en esta temporada era muy sencillo olvidarse de eso en el caso de A-Rod.
El pasado martes, Alex disparó un cohete frente a Jonny Venter, de Atlanta, que recorrió 350 pies sobre la verja. Fue el 10mo. jonrón de Alex en esta temporada — y el vigésimo tercero con la casa llena de su carrera — fue un rayo láser, una línea bajita que por momentos parecía destinada a golpear la pared y no a pasarle por encima.
Pero cuando pasó sobre el borde de la cerca del jardín izquierdo, A-Rod se dio el gusto de celebrar brevemente con el puño cerrado al pisar la primera base.
Alex, admirador de Gehrig
Una vez más, la atracción principal fue Alex Rodríguez, quién, a diferencia de Gehrig, recibe con los brazos abiertos la atención y, muy parecido a Gehrig, suele brillar bajo sus luces.
«Sí, fue impresionante», dijo Rodríguez. «Quiero decir, es algo que nunca olvidaré. He sido un gran admirador de Lou Gehrig y su historia, lo que representa y la forma en la cual respetaba al juego y a la camisa a rayas de los Yankees.
Está esa cosa estoica de él que yo realmente disfrutaba, ese profesionalismo».
El estoicismo no es una cualidad que uno asocia automáticamente con A-Rod, y ha habido oponentes que en ocasiones han cuestionado su profesionalismo, pero otra cosa que tiene en común con Gehrig es una fuerte ética de trabajo.
Una vez más, el foco de la fama encontró a A-Rod.