«Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra, más cuando domina el impío el pueblo gime». Proverbios 29.2
Dentro de pocas horas nuestra consciencia será confrontada en una caseta electoral, en donde tendremos la oportunidad de seleccionar a las personas que durante los próximos cuatro años administrarán los recursos públicos.
Muchos de los candidatos que se presentan en estos comicios ya vienen de cumplir uno o varios períodos de ejercicio al frente de la cosa pública, y esa situación nos permite evaluar con mayor certeza si tal o cual gestión generó buenos frutos, si al contrario sufrimos en carne viva de una administración negligente, y por ello entender que es el tiempo de buscar un nuevo horizonte.
Es asombroso cómo la Biblia (palabra de Dios) nos ayuda a tomar las mejores decisiones en nuestras vidas. Cuando Salomón hijo del Rey David inspirado en Dios escribe: Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra, más cuando domina el impío el pueblo gime. Proverbios 29.2., está planteando dos escenarios, por un lado un gobernante que actúa con rectitud y por ello trae jubilo a su pueblo, y del otro lado uno hostil y descuidado que trae angustia a sus gobernados.
Ha llegado el momento de preguntarse:
¿He sido yo un beneficiario de las políticas públicas del Ejecutivo?
¿Mi senador impulsó leyes que propician el desarrollo del país y el bienestar social?
¿En estos cuatro años he escuchado el timbre de voz de mi senador?
¿Los diputados de mi circunscripción son unos “come cheques”?
¿Mi alcalde ha cumplido?
¿Ya no tengo que pagarle a un carretillero para que bote la basura porque el camión recolector no pasa por mi sector?
¿Hay más espacios para la comunidad?
Estas y muchas otras preguntas sólo usted podría responderse…
La reflexión final está dirigida para aquellos que están aún indecisos y los que no piensan en ir a votar… hay que votar, ejercer el derecho Constitucional, no se lleve de las “malas lenguas”, aquí no va a pasar nada, simplemente acudamos con consciencia y prudencia a nuestro Colegio Electoral, demos valor al voto para que al final no tengamos que gemir.
No olvidemos que la democracia no puede funcionar como tal si sólo algunas personas se sienten comprometidas, es un deber de cada ciudadano aportar su granito de arena para lograr que la elección sea efectiva .