Brigadas de la Fundación Escoba muestran parte de los desechos que a diario se vierten en el río Ozama y que deben retirarlos.
Santo Domingo.– Más de cinco toneladas de basura son retiradas a diario de los ríos Ozama e Isabela, cuyas riberas se han convertido en una fuente de contaminación para los residentes de esas zonas.
El mal olor que emana de las aguas de los afluentes es insoportable, pero a pesar de eso, cientos de familias que viven en sus orillas se ven obligadas a soportarlo.
Esa situación es la causante de enfermedades de la piel, conjuntivitis, gripe, dolores en el cuerpo y otras afecciones, según afirman comunitarios de la zona y la Fundación Escoba, entidad que realiza labores de limpieza en esos alrededores para mitigar el daño medioambiental.
Esos trabajos son realizados en La Zurza y Capotillo, dos de los barrios que se encuentran en las cercanías de esos
ríos, y que, por lo tanto, están más expuestos a la contaminación.
La fundación opera mediante un acuerdo con el Ayuntamiento del Distrito Nacional, que le compra la basura. Con los recursos que recibe de ese proceso le pagan a sus obreros.
“La contaminación de los ríos está afectando a todos, principalmente a los niños”, manifestó Adela Pinela, ama de casa residente en el Túnel de Capotillo, mientras mostraba a una niña de unos cuatro años de edad que estaba llena de erupciones en una pierna.
Más vicisitudes
Aunque la basura es uno de los grandes problemas que enfrentan los moradores de esas zonas, la lista no termina ahí. Cada día los residentes de esta ribera tienen que lidiar con la falta de energía eléctrica y agua potable ante la mirada indiferente de las autoridades, según se quejó Adela Pinales. “Nosotros sólo les importamos en época de campaña para ganar el voto de ellos”, manifestó Pinales. Mientras estaba sentada, lavando las botellas plásticas para la venta de mabí, la dama expresó el temor en que viven al dejar sus casas por las crecidas del río, porque dice que no tienen donde alojarse, ya que las escuelas no les están dando refugio.
Martha Montero, quien lleva 36 años viviendo en el mismo sector que Pinales, narró a reporteros de EL DÍA que con el pasar del tiempo son más las penurias que tienen que enfrentar las personas que viven en un lugar donde la luz eléctrica brilla por su usencia. “La luz llega a las cuatro y media de la tarde y se va desde las seis hasta la doce de la noche”, dijo.
Empresas contaminan
Los ríos Ozama e Isabela son contaminados por los mismos moradores de sus orillas, pero la situación es agravada por la basura que depositan en ellos más de 40 empresas.
Así lo dijo el ambientalista Luis Carvajal, quien considera que la solución estratégica a la contaminación del río Ozama no existe fuera de un reajuste del reordenamiento territorial del Gran Santo Domingo. “Tenemos el problema de que el polígono central es absolutamente imposible conectarlo a un sistema de cloacas que no caiga a un emisor directo al mar o en última instancia a un sistema acuífero”, dijo.
Planta de tratamiento
Como una solución a la problemática medioambiental de la zona, la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) construye la planta de tratamiento de aguas residuales Mirador Norte-La Zurza, la cual ayudará a descontaminar las aguas de ambos afluentes.
El presidente de esa entidad, Alejandro Montás, afirmó que esa obra se encuentra avanzada en un 70 por ciento y estará lista en el primer trimestre de 2018
La obra, en la que trabajan 300 personas, es construida por la empresa Incatema Consulting bajo la modalidad “llave en mano”, con una inversión de $55,743.78 euros, financiada por el Deutsche Bank.
Esta es levantada en varias etapas. La primera consiste en depurar 1.2 metros cúbicos de aguas residuales, beneficiando a 450 mil habitantes, en 24 sectores de Santo Domingo Norte y el Distrito Nacional.
Los supervisores de la obra Simón Bolívar Schéker y Ronny Jiménez explicaron que los trabajos para el saneamiento de las aguas en filtros biológicos y tratamiento de lodos incluyen dos calderas para gases de metano, que se reutilizarán en las calderas.
Cuatro barrios depositan sus desechos en los ríos Ozama e Isabela.