A los padres

A los padres

A los padres

Lady Reyes, directora de Encuentros Interactivos.

En una familia hay dos roles que, aunque no se valoren así, tienen igual importancia: madres y padres. Ambos son necesarios en la misión de educar y guiar a los hijos. Sin embargo, es común dar mayor relevancia al amor materno y es aún más común el sentimiento de abandono y poca valoración que sienten los hombres cuando se acerca el Día del Padre, que se celebra el próximo domingo.

En el hogar, mamá y papá tienen su carga particular, por eso es esencial resaltar también la figura de los padres y cómo el rol paterno ejercido con responsabilidad, respeto y amor es uno de los pilares que sostiene una estructura familiar saludable.

Indudablemente, vivimos tiempos diferentes, pero las tareas de madres y padres siguen siendo múltiples: domésticas, familiar, profesional, social, religiosa, recreativas, educativas y de atención personal. Todas se individualizan o se pueden mirar desde una visión más conjunta donde hombres y mujeres se den soporte unos a otros, pues cuando se logra entender y asumir que el uno es apoyo del otro, los hijos serán los grandes beneficiados.

Desde hace 14 años navego entre los dos roles, madre y padre, y por experiencia propia puedo afirmar que la presencia de un padre en el hogar es esencial y su ausencia se reciente en todos los aspectos. No debemos verlo solo como proveedores. Ellos son más que eso. Sienten amor, necesitan amor y pueden dar amor igual que las madres. Son un soporte para la pareja y, cuando falta, el trabajo de la mujer se multiplica por 100. Y es que la tarea materna y paterna es un camino de crecimiento conjunto a favor de los hijos.

Así como hay madres que se han encargado solas de educar a sus hijos, también hay padres que les ha tocado asumir y realizar este rol con responsabilidad y entrega sin la presencia femenina. A ellos va mi reconocimiento.

Desde esta tribuna, quiero felicitar a los hombres que dan el 100 por ciento de sí a su familia. Que son honestos, entregados, dedicados y amorosos. A los que dejaron el miedo de lado, para aprender, día a día, a ser mejores personas para sus hijos, a educar con el ejemplo correcto, a renunciar a las apetencias personales para elegir el bien común y la felicidad de su familia.

 



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