Los haitianos que visitan a sus familiares no solo llevan alimentos, también cargan artículos del hogar ELIESER TAPIA
DAJABÓN.–A los moradores de la frontera les preocupa que sus descendientes sigan emigrando a otras provincias y fuera del país.
No tienen estadísticas más que sus propias historias.
“Tuve seis hijos, de esos el mayor se me fue a Panamá y hace poco que una de las más chiquitas se me fue a la capital.
Los que quedan aquí a veces no quieren trabajar la tierra y lo que hacen es que cogen un motor para conchar porque no hay fuentes de empleo”, dice Pedro Antonio Amado, un agricultor que ha vivido toda su vida en la zona que actualmente corresponde al distrito municipal de Cañongo, en la provincia Dajabón.
Su versión es reforzada por su compañero de labores, Manuel Contreras Nin.
“Aquí no hay oportunidad para que esos muchachos no se vayan y si esto sigue así, toda esta zona va a ser ocupada por los vecinos”, asegura Nin.
A su modo de ver las cosas, otros consultados dicen que la facilidad con la que se alquilan viviendas a nacionales haitianos debe parar.
Menos población
Desde el año 1950 y hasta el 2010, las provincias fronterizas de Dajabón, Elías Piña e Independencia vieron reducirse el porcentaje de habitantes en relación con el resto del país. Por ejemplo, Dajabón pasó de tener el 1.24 % de la población de todo el país residiendo bajo sus límites a contar solo con el 0.68 % para el año 2010.
En el mismo periodo Elías Piña pasó del 1.55 % al 0.67 % y la provincia Independencia también registró descenso poblacional, pasando del 0.97 % al 0.56 %, según datos de los censos de población y vivienda.
Producción
Mientras aún se debatía la Ley de Desarrollo Fronterizo en febrero de este año, José Luis Taveras, de la Asociación Dominicana de Empresas Fronterizas (Adefro), contabilizó las empresas grandes afiliadas a su asociación en quince, con unos 12 mil empleados directos y veintiocho a treinta mil empleos indirectos.
Dicha suma le queda chica a los más de 300,000 habitantes de la frontera.
Una de las cosas que les ha afectado ha sido la instalación de empresas denomidadas espejo, porque no hacen vida en la zona. Es decir, su registro es fronterizo para formar parte del régimen contributivo especial, pero sus operaciones se desarrollan en otros puntos del país.
Esto deja a la informalidad comercial el control de la producción en la zona.
Según un estudio del Centro Bonó, unos 31,738 hogares viven del comercio fronterizo, cuyas transacciones rondan los mil millones de dólares cada año.
Planes
Por el momento, la aprobación de la Ley de Incentivo a la Inversión Fronteriza ha sido la alternativa legal.
Si bien no ha rendido sus frutos, los legisladores apostaron por extender el periodo de vigencia por treinta años y abarca las provincias Pedernales, Independencia, Elías Piña, Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez y Bahoruco.
Hace poco el presidente Luis Abinader también anunció inversiones de 6,421 millones de pesos, para ejecutar proyectos de infraestructura en las provincias que componen la región de Enriquillo, con lo que se espera dinamizar la parte sur de la frontera.
“Nosotros lo que queremos es ver resultados, porque yo me puedo morir mañana, pero qué pasará con los hijos y los nietos de uno. Si a nosotros no se nos presta la atención que merecemos como dominicanos que somos, después se van a lamentar”, vaticinó Antonio Amado.
Vieja necesidad
— Propósito
Formó parte de las promesas de campaña del actual presidente de La República, Luis Abinader, crear un muro fronterizo basado en la instalación de empresas para estimular la presencia dominicana. Hace poco el Congreso aprobó una legislación que da facilidades.