No es un secreto que durante la aparición de una crisis de cualquier naturaleza, en este caso la del Covid-19, que ya tiene hastiada a toda la población, los gobiernos muestran su mejor cara para respaldar actividades artísticas, deportivas y culturales que disminuyan el incremento de estrés en las sociedades.
Ese ha sido uno de los logros que se han obtenido en la actualidad con la amplia recepción y ayuda que se le ha venido otorgando a los deportes en términos generales.
Y no es nada nuevo, en otras oportunidades, desde la dictadura de Trujillo, se le otorgaban facilidades a la Liga de Béisbol Profesional para el montaje de sus torneos, como una forma de entretener a la gente, darle recreación.
Empero, cuando se trata de ligas y eventos profesionales que cobran por sus espectáculos, se les debe exigir q ue ofrezcan facilidades, como por ejemplo la disminución del costo de las boletas, adecentar las instalaciones, entre otros.
No hay que olvidar que los equipos utilizan durante todo el año esas instalaciones, donde tienen hasta oficinas de lujo, pero no pagan ni un centavo por su uso, y los fondos que se destinan a la reparación de esas instalaciones los aporta el Estado año por año.
A la gente hay que darle pan y circo, pero en ese proceso, los propietarios de equipos deben realizar sus aportes, porque al final ellos son los más beneficiados, aunque a veces aleguen pérdidas económicas.
Sin embargo, esos propietarios que dicen «tener pérdidas», nunca han hablado de abandonar el negocio, como ocurre con empresarios que incursionan en otros sectores.
Solo en la reparación y adecuación del Quisqueya, el Estado destinará 120 millones, para su exclusivo usufructo.