WASHINGTON.- Personas de ochenta y tantos años gobiernan países, crean arte impresionante y consiguen hazañas de resistencia física, incluso escalar el Everest.
Joe Biden cumple 80 años el domingo y muy pronto deberá decidir si le queda otra montaña por subir: un segundo mandato presidencial.
Por ahora, abundan preguntas sobre si él tiene lo necesario para contender de nuevo por la cima.
Biden, el presidente más viejo en la historia de Estados Unidos, cumple años en una encrucijada, en la que él y su familia enfrentan una decisión en los próximos meses sobre si debe anunciar sus aspiraciones a la reelección.
Colaboradores y aliados de Biden dicen que él sí planea presentarse a una nueva contienda, pero el presidente ha sonado ambiguo. “Mi intención es presentarme de nuevo”, dijo en una conferencia de prensa esta semana. “Pero yo respeto mucho la suerte”.
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“Vamos a analizarlo”, agregó. Sus asistentes esperan que esas conversaciones cobren fuerza durante los feriados de fin de año y no esperan una decisión antes de 2023.
Observar a Biden trabajando es ver a un líder aprovechar un almacén de conocimiento acumulado durante más de medio siglo en cargos públicos y relaciones personales profundas en el país y en el exterior, su conocimiento de políticas y su familiaridad con la forma en que funciona Washington. Dicho de forma simple, la sabiduría que trae la edad, pero observarlo también es verlo caminar ahora con pasos titubeantes.
Es verle no participar en una cena formal con otros líderes sin una explicación real, como sucedió durante su viaje al extranjero esta semana. Algunos de sus partidarios se apenan cuando él habla, esperando que logre terminar sus declaraciones sin problemas.
La decisión recién anunciada por la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi, de 82 años, de dejar ese cargo de liderazgo y permitir que ascienda una nueva generación pudiera influir en las consideraciones de Biden y las de su partido, cuando los demócratas ponderan si quieren como candidato un ganador comprobado o acudir a la energía de la juventud.
Entre las preguntas que genera la decisión de Pelosi, afirmó Kathleen Hall Jamieson, una autoridad en comunicaciones políticas en la Universidad de Pensilvania, está esta: “Incluso si uno es muy competente y exitoso, ¿hay un punto en el que uno debe hacerse a un lado para darle a otros la oportunidad de liderar?”.
Agregó que “la decisión de Pelosi hace esas preguntas más relevantes, en el contexto de la declaración de Biden en 2020 de que él era el puente a una nueva generación de líderes”.
Los tropiezos verbales de Biden han sido legendarios a lo largo de su carrera política de cinco décadas, así que darse cuenta del impacto de la edad en su agudeza es tarea de “gerontólogos de sillón”, expresó el doctor S. Jay Olshansky, un experto en envejecimiento.
En los espejos distorsionados de las redes sociales, cada desliz se magnifica a una presunta prueba de senilidad. Un momento de reflexión silenciosa de Biden se exhibe como un cabeceo del presidente.
Sin embargo, algunos aliados consideran las equivocaciones de Biden como una vulnerabilidad en aumento conforme ha envejecido.
En un sondeo de AP VoteCast al electorado estadounidense realizado este mes, 58% de los votantes dijeron que Biden ya no tiene la capacidad mental para servir eficazmente como presidente. Esa fue una imagen sombría del presente, no sólo una visión futura de otro periodo presidencial.
Antes de la elección de 2020, Olshansky, de la Universidad de Illinois, Chicago, publicó un ensayo que pronosticaba que tanto Biden como su rival republicano, Donald Trump, se mantendrían sanos antes de terminar este periodo presidencial.
Según Olshansky, nada ha cambiado. “Aunque el presidente Biden cronológicamente podrá tener 80 años, biológicamente probablemente no los tenga”, comentó. “Y la edad biológica es mucho más importante que la edad cronológica”.
Biden ya pertenece al club de quienes han logrado mucho para su edad. A diferencia del 92% de las personas de 75 años y más en Estados Unidos, él todavía tiene trabajo.
Además, ha tenido una buena racha. Las elecciones de noviembre trajeron el mejor resultado en décadas para el partido de un presidente demócrata. El presidente también logró victorias legislativas relevantes en meses recientes en temas de cabio climático, infraestructura, expansión de atención médica y apoyo militar a Ucrania, entre otros.
Biden dice que casi todos sus días inician con una sesión de ejercicio a las 8 de la mañana.
“Si lo dejo una semana, lo percibo”, declaró al podcast “Smartless”. “Antes podía pasar una semana y nada cambiaba”.
Asistentes de la Casa Blanca dicen que Biden lee sus reportes informativos hasta bien entrada la noche, celebra reuniones intensas en las tardes con asesores y no se opone a programar eventos que podrían tenerlo afuera hasta tarde. Biden ha sido diagnosticado con varios padecimientos de salud comunes de su edad, ninguno de los cuales causa problemas graves.
Gran parte de los líderes en el Congreso federal superan los 70 años, sobre todo los demócratas, al igual que los principales rivales de Biden en las primarias demócratas de 2020 y Trump.
Eso se puede atribuir, en parte, a que la longevidad va en aumento.
“La expectativa de vida alrededor del 1900 en Estados Unidos era como de 50 años”, recordó Olshansky, “y le sumamos unos 30 años” desde entonces.
En Cockeysville, Maryland, en las afueras de Baltimore, Nelson Hyman, de 85 años y su esposa Roz Hyman, de 77, le dan a Biden el crédito de que las cosas estén bien y, sobre todo, a la designación de un equipo sólido. Para estos demócratas, eso se suma a una presidencia eficiente que aprovecha el valor de la edad en una sociedad que casi nunca lo hace.
“Siempre he creído que el presidente es tan bueno como las personas a las que designa y creo que él ha designado a personas muy, muy buenas, personas muy competentes y las aprovecha”, opinó Roz, una terapeuta jubilada de un hospital psiquiátrico. “Ahora, si me preguntas ‘¿será competente en dos años?’ ¡Quién sabe!”.
Jamieson, directora del Centro Annenberg de Política Pública, dijo que cuando la gente se aferra a una percepción, cualquier equivocación puede alimentarla, sea relevante o no.
Cuando Biden se cayó de su bicicleta en Delaware en junio, el percance alimentó la percepción de que el presidente no estaba en su mejor momento físico.
“Quienes sabemos algo sobre envejecimiento estábamos muy impresionados por el hecho de que, para empezar, estaba montando bicicleta… que tienes a alguien que es realmente activo y saludable para su edad”, recalcó Olshansky. En cambio, las personas se enfocaron en su caída, de la que resultó ileso.