¡A la gente no hay quien la entienda!

¡A la gente no hay quien la entienda!

¡A la gente no hay quien la entienda!

La semana pasada hablaba sobre la desgracia  de tener hijos sin estar preparados.  Explicaba que los principales perjudicados son los niños, ya que muchos padres descargan en ellos todas sus frustraciones, además planteaba que el silencio sobre la sexualidad responsable es una de las principales causas de los embarazos en las adolescentes.

Mi artículo fue criticado por algunos lectores que, al parecer no entendieron mis reflexiones, llegaron hasta satanizarme por traer a discusión  un tema de la realidad que cada día  nos insulta en nuestra propia cara, que es el de una gran cantidad de adolescentes en el rol de madres y padres sin estar preparados (as).

Dolorosamente dos días después de la publicación de mí artículo sucedió un hecho muy lamentable del que todo el país se hizo eco.   Se trata del  intento de suicido de una joven de 17 años, la cual estando embarazada se lanzó al túnel de la Av. 27 de Febrero de la ciudad capital, pensando que este embarazo iba a destruir todos sus sueños.   Gracias a Dios ésta joven sobrevivió, pero las consecuencias de sus decisiones la acompañarán toda la vida.

Muchos jóvenes navegan en la confusión total. No saben hacia donde avanzar ni han logrado clarificar cómo tener éxito en la vida. Los medios de comunicación, las redes sociales, la publicidad, etc., solo les proponen estar a la moda, vestir con ropa de marca para verse sexy y  tener sexo sin compromiso.  Incluso se estimula la diversidad de género, debilitando los estándares morales que nos han tomado tanto tiempo en construir como sociedad.  Como van las cosas, todo indica que con el correr de los años tendremos una generación de narcisistas y enfermos sexuales, solo orientados a la búsqueda de placeres efímeros.

Hemos llegado tan lejos que en medios de comunicación de mucho impacto tienen la desfachatez de presentar  programas familiares donde sus presentadoras son modelos con  atuendos muy reveladores e insinuantes, que en vez de enaltecer el ejercicio de la profesión de comunicación, lo que hacen es reducirlo, relajarlo y hasta convertirlo en medio subliminal para estimular la prostitución.

Insisto en la necesidad de un esfuerzo colectivo para impulsar un cambio de rumbo. Se necesita un gran esfuerzo educativo para orientar a la parte de la juventud que camina sin brújula.  Y se necesita crear muchas oportunidades para el crecimiento y la recuperación de la autoestima de los jóvenes. Solo eso hará posible que no sigan creciendo las estadísticas de niñas embarazadas y de jóvenes suicidas.

No quisiera volver a ser testigo de hechos tan dolorosos como el que referimos, que por suerte no tuvo un peor desenlace.

Estimulo la actitud solidaria que asumió un joven estudiante de Medicina de una universidad del país,  que fue  la única  persona que se movilizó para ayudar a esa niña víctima de una doble tragedia. Saludo que muchas personas felicitaran su actitud, aunque estoy segura de que no actuó como humano procurando reconocimiento. No me parece correcta la actitud de los pesimistas que criticaron todos los reconocimientos que se le hicieron a ese joven solidario argumentando que si hubiese sido un pobre diablo nadie lo hubiese reconocido, puesto que por el mismo lugar también pasaron muchos “pobre diablos” y muchos de clase media y de clase rica, pero él fue el único que tuvo la decisión de posponer sus planes para ayudar a su prójimo en dificultad.

La felicitación nunca sobra, pero lo más importante es poner en evidencia la carencia de valores que va ganando terreno en nuestra sociedad.

 

Isauris_almanzar@hotmail.com