Al cumplirse seis años de gobierno del presidente Medina sus principales seguidores se deshacen en dudas sobre si sólo quedan dos o serán seis años más en el poder.
Su obra de gobierno, impresionante si sólo se juzga en base a las publicaciones de su propaganda, tiene como tremendo talón de Aquiles los escándalos por corrupción e impunidad, que algunos de la oposición (interna del PLD y externa) pretenden sugestionar como exclusivamente de los danilistas, como si el resto de la sociedad (incluyendo los apartidistas o apolíticos) estuviera sanita.
Ni es sólo del PLD ni tampoco sólo de este gobierno, la podredumbre cuyo vaho circunstancialmente purpúreo motiva espasmos verdes.
Pero si el gobierno y su partido insisten en aplicar su caballeresca coartada de “uno para todos y todos para uno”, defendiendo lo indefendible, los recursos del poder no bastarán para garantizar que en 2020 gane el PLD, cual sea su candidato.
Es al propio PLD al que corresponde purgarse si quiere retener el favor popular. Las alternativas son indigestión o diarrea.