Santo Domingo.-Hoy se cumplen dos años de la explosión en una zona comercial de San Cristóbal, que marcó de dolor a todo un pueblo y, sin importar el paso del tiempo, para sus residentes nada ha vuelto a ser igual.
Ese lunes 14 de agosto de 2023 transcurría con total normalidad, como cualquier otro día, sin embargo, siendo aproximadamente las 3:23 de la tarde un fuerte estallido puso fin a esa calma, dejando una estela de destrucción, muertos, heridos y desaparecidos.
Al menos 38 personas fallecieron, algunos que salieron a hacer diligencias y otros que, simplemente, estaban cerca de zona al momento de la explosión, donde hubo además 59 heridos y unas 12 personas de las que nunca se supo nada.
En el área más afectada, que se encontraba cual zona de guerra, funcionaban negocios como las tiendas Casa Toledo, Vidal Plast, empresa que se presume fue donde se originó la explosión con ondas expansivas; Agroveterinaria la Esperanza y el Taller de Herrería Clemente y Garrión, los cuales quedaron totalmente destruidos.
Le recomendamos: Familiares de desaparecidos en explosión de San Cristóbal reclaman «informe creíble»
Nada ha sido igual desde la explosión
“Luego de esa tragedia nada ha sido igual, es un triste recuerdo, un trauma que le queda a uno y que nos marcó por siempre”, expresó Imirquis Toledo, de la tienda El Gorrión, quien perdió a su cuñada y una sobrina con la explosión, a estas también le acompañaba el padre de la primera.
Según Toledo, esa zona en el viejo mercado de la calle Padre Ayala, en el centro de la ciudad, que era bastante concurrido, ha tenido un cambio radical, ya que el flujo de clientes bajó. Incluso, comentó, muchas personas se quedaron con el temor de pasar por allí.
Martina Mateo no pudo contener las lágrimas al recordar ese día en el que se quedó prácticamente en la calle.
Su vivienda ubicada al lado de la agroveterinaria sufrió daños por el calentamiento y fue demolida días después por las autoridades.
Desde ese momento, ella y sus dos hijos han tenido que vivir alquilando y con sus negocios de venta de juguetes, ropas y electrodomésticos ha podido sobrellevar la situación en lo económico.
Pero lo emocional sigue latente en su interior. “yo he llorado demasiado y sigo llorado. A veces me desvelo pensando en los cuerpos calcinados en la calle porque nunca había visto algo así”, relató a EL DÍA.
Explicó que a pesar de que no ha recibido el apoyo prometido para volver a tener su casa, espacio por el que sigue pagando al banco, se ha alejado de los grupos donde están los familiares afectados por la tragedia, porque según comentaba, le invade la tristeza cuando comparte allí.
Al recorrer ayer la zona cero de la explosión, se pudo observa un entorno completamente distinto al de hace dos años cuando el humo, el caliente y el hedor impregnaban el ambiente.
En el lugar donde estaba Vidal Plast y parte del mercado, se construye lo que vecinos aseguran será un parqueo. Casa Toledo ya funciona como estacionamiento y hay furgones instalados en esquinas cercanas.
Voces que no olvidan la explosión
En tanto, Manuel Pío un vendedor de frutas recordó cómo varias personas que murieron ese día tenían un trato amable con él, llegando a traer del campo víveres y otros productos que siempre le compraban.
“Yo pensé que más nunca iba a pasar gente por aquí”, manifestó y contrario a otras declaraciones, consideró que las personas olvidan rápido y que los familiares deben seguir en la justicia.
Familia se reúne hoy
Claman por justicia
Hoy se espera que familiares de las víctimas mortales y desaparecidas se reúnan en la zona cero para recordar a sus seres queridos. Hasta ahora los dolientes siguen reclamando que se les diga lo qué realmente pasó ese día.
Etiquetas
Yamer Javier
Periodista especializada en la fuente de salud. Máster en Comunicación Estratégica y Relaciones Públicas,
