El nuevo ejercicio de gobierno que encarna el presidente Danilo Medina, a partir del 16 de agosto recién transcurrio, el cuarto corrido de su partido y el segundo suyo, estará cargado de una serie de problemas y debilidades estructurales que el mandatario deberá empezar a corregir tan pronto asuma, sin importar quien caiga.
El primer paso, y en esto coincide la mayoría de los analistas, es presentarle al país una voluntad nueva y un rostro nuevo en la dirección del Estado, para poder compensar la fe puesta en él por la mayoría de los dominicanos que sufragaron en su favor, confiando en que una nueva oportunidad sería bien aprovechada para cambiar el estado de cosas.
Muchos de sus seguidores y otros que han estado en el paraíso del poder desde 1996, deben ir a descansar y brindar la oportunidad a los nuevos valores y talentos políticos para que puedan demostrar su capacidad de dirección, de administración y gerencial, pero con la advertencia de que la transparencia habrá de ser el norte.
Las buenas intenciones de Medina nadie las cuestiona, pero si no limpia ahora que tiene todo el poder, saldrá del solio presidencial con más pena que gloria y eso, a la gente como él, no le permite vivir con tranquilidad ni en paz.
Presidente Medina, ya usted lo ha obtenido todo, ahora solo falta que vuelque su voluntad hacia los intereses de la población aplicando las políticas más efectivas en el combate a la corrupción, a la delincuencia y el crimen desproporcionados que nos agobian y destinadas al rescate del valor de la identidad, del orgullo dominicano y, al sostenimiento del pensamiento Duarte.
Si usted comienza a dar muestras de esa voluntad, miles de hombres y mujeres de esta patria volcarán definitivamente su simpatía hacia las bondades de su ejercicio y la admiración de su persona como individuo, como político y como gobernante serio.
Sabemos que se trata del más crucial de los ejercicios, con una oposición incongruente y con grupos sociales que solo velan por sus intereses particulares, pero le recordamos que el país es nuestra responsabilidad y está por encima de todos ellos y de sus mezquindades.
Es una tarea difícil para un ejercicio crucial, pero sabemos que usted puede. No se detenga Presidente Medina.
